El catedrático de Arqueología de la Universidad de Zaragoza Manuel Martín-Bueno ofreció ayer una conferencia en la iglesia de las Capuchinas sobre el patrimonio marítimo. Forma parte del ciclo que organiza la biblioteca de la Casa Consulado A Coruña: tesoros olvidados, que contará el próximo jueves, con la presencia de María Luisa López-Vidriero, que hablará sobre las imprentas reales y, el 30 de noviembre, con Alfredo Vigo Trasancos, que hará un repaso a la ciudad a partir de sus imágenes, desde el Renacimiento al Siglo de las Luces.

- El título de la charla es El patrimonio marítimo: algo está cambiando a mejor, ¿qué avances ha habido para explorar el fondo marino y los pecios?

-Ha habido muchos intentos de crear una formación específica pero, por unas cosas o por otras, no ha salido adelante. Lo que sí que ha cambiado es la conciencia social sobre el tema.

- ¿Cuál es el patrimonio marítimo que hay bajo las aguas?

-Por ejemplo, el San Telmo, que fue construido en Ferrol y que se hundió en la Antártida, en la época de Fernando VII, o el galeón de Ribadeo, que está a cuatro metros de profundidad y es un galeón del siglo XVI muy completito y que es el único que se conoce en estas condiciones. En Ribadeo, varias personas tienen un grupo en Facebook y están intentando mover conciencias políticas para que se active su investigación. Está a poca profundidad y sería relativamente fácil estudiarlo y protegerlo. Lo mismo pasa con los barcos de la flota de Felipe II, que se hundieron en la zona de Corcubión, Langosteira y Fisterra. Nosotros excavamos allí en 1987, después se han hecho algunas cosas más y el patrimonio que se extrajo en aquel momento está en el castillo de San Antón. Tenemos también casos relacionados con el mundo marítimo de Galicia, como la expedición de Malaspina y Bustamante. Carlos III les había encargado que, en la vuelta al mundo, además de recoger muestras, hiciesen un informe reservado de cómo estaban las colonias. Cuando ellos regresan, el rey es ya Carlos IV, le entregan el informe a Manuel Godoy y los juzgan por traidores porque el informe refleja la situación y no le gusta nada al Gobierno de España. Malaspina fue condenado a diez años de prisión y estuvo encarcelado en el castillo de San Antón.

- ¿Por qué se interesa más la gente ahora por este tema?

-Porque ya no solo es curioso sino que tiene que ver con los recursos patrimoniales, con la posible explotación turística... La arqueología subacuática ha pasado de tener que ver solo con ánforas, que era lo que había hace cuarenta años, y que se encontraba sobre todo en el Mediterráneo, lo que excluía al Cantábrico y al Atlántico, a tener que ver con barcos de épocas más recientes, a instalaciones portuarias, a astilleros y arsenales... Hay un creciente interés social y eso es bueno.

- ¿Llega tarde? ¿Ha habido mucho espolio en este tiempo en el que la arqueología subacuática no interesaba?

-Sí que ha habido pero menos del que se piensa, porque las aguas gallegas no son propicias para ello.

- En el estudio previo del dragado de O Burgo se habla de tejas y ladrillos de la época romana y de vikingos pero ¿puede aparecer alguna embarcación de la que no se tenga constancia?

-Pueden aparecer, la ventaja y la desventaja del mundo subacuático es que puedes prevenir pero, muchas veces, surgen las sorpresas. - ¿Cuántas embarcaciones puede haber sumergidas en la costa coruñesa?

-Hablamos de entre sesenta y noventa, pero hay más. Hay que tener en cuenta que hay barcos de los que se ha recuperado la carga o que se han quedado destrozados por efecto la climatología, pero de todos ellos hay noticia y de todos ellos puede haber restos.

- ¿Qué se podría encontrar en esos pecios de la costa coruñesa?

-En estas aguas es muy complicado poder ver qué hay porque el mar es muy batido, la claridad es menor que en el Mediterráneo pero el patrimonio es abundante.

- Y, ¿cómo era el San Jerónimo, el barco cuyos restos están en el castillo de San Antón?

-El San Jerónimo se destrozó totalmente contra los acantilados, además, a los pocos días del hundimiento, se enviaron buzos reales para recuperar la carga, que era lo que les importaba.

- ¿Qué llevaba, entonces?

-El dinero para pagar a las tropas que tenían que desembarcar en Inglaterra, llevaba la caja de caudales de la flota. Se recuperó casi todo, así que, lo que nosotros encontramos fue la calderilla del cargamento. Lo mismo pasó con la artillería. Se recuperaron un par de cañones para el museo de Ferrol, pero lo demás ya lo habían cogido en su momento los buzos reales.

- ¿Y en la costa coruñesa, además de barcos gallegos y españoles, hay embarcaciones extranjeras que no consiguieron llegar a su destino?

-No lo sabremos hasta que bajemos. Hay documentación de qué puede haber, pero hasta que no se baje a cada uno de ellos no sabremos qué es lo que hay y esto sin financiación no se puede hacer, así que, ahora, no lo podemos conocer.

- ¿Cuándo creen que la arqueología submarina se convertirá en un asunto importante para la Administración?

-No sabemos, pero la Xunta tiene el Museo do Mar en Vigo que no consigue arrancar, hacen falta laboratorios de conservación... porque eso es fundamental, si se saca algo del mar, inmediatamente, hay que conservarlo, si no va a ser así, es mejor dejarlo, porque se va a perder.

- ¿Es necesario crear una estructura en tierra para tratar los hallazgos antes de hacer expediciones submarinas?

-Claro, pero los políticos quieren realidades inmediatas y no algo que produzca frutos dentro de cuatro años porque ellos no van a estar.