Un repartidor dejó ayer su camioneta aparcada en el carril más cercano a la verja del Puerto para acudir a un domicilio de la calle Primo de Rivera. El trabajador se bajó de su vehículo y cargó todas las cajas en su carretilla para, a continuación, cruzar los cuatro carriles. Sin semáforos ni pasos de cebra, solo esperando a que no se aproximasen otros coches.