Una alumna del centro se ha trasladado a otra ciudad y su sitio en el aula, en primera fila, ha quedado vacío. La tutora pregunta si alguien quiere ocupar esa silla y dos de los estudiantes se pelean por ocuparla. La profesora toma una decisión: si no se ponen de acuerdo ninguno de los dos va a ocupar el sitio libre.

Alrededor de este escenario, de una silla vacía, construyen los mediadores una solución entre los casi cincuenta adolescentes de 9 a 14 años que participaron ayer en el taller de mediación júnior impulsado por el Colegio de Abogados de A Coruña.

"Ni 'nos', ni 'peros", advierte Charo, una de las profesionales de la Comisión de Mediación que participa en la sesión. Cualquier cosa que se dice después de estas palabras va a tener una connotación negativa que puede arruinar los progresos de la mediación.

A su lado, cuatro pequeñas comienzan el ejercicio, cada una en su papel. "¿Por qué quieres sentarte delante?", "¿Es bueno que la silla se quede vacía?", "¿Dejarías que un compañero que necesita gafas se sentase delante?". Preguntas sencillas que van guiado a los adolescentes hacia una solución dialogada.

"La clave es que se pongan en la piel del otro", señala Pilar Cortizo, una de las organizadoras del taller, el primero de estas características que se celebra.

Año a año la mediación ha ido ganando terreno como herramienta para la resolución de conflictos hasta alcanzar en 229 expedientes registrados en 2017 en A Coruña, un centenar más que el año anterior.

En la mitad de los casos en los que se realizó la mediación las partes involucradas alcanzaron un acuerdo, lo que demuestra la utilidad de este sistema cuyo éxito se basa en entender las circunstancias del otro.

En muchas ocasiones, continúa Cortizo, al darnos cuenta de los motivos de la otra persona llegamos a comprenderla. A entender lo que nos enfrenta. Entonces alcanzar un pacto en el que todos los involucradas estén satisfechas es mucho más factible. "La mediación permite alcanzar un acuerdo que todas la partes implicadas en el proceso consideren justo y válido", resaltan los representantes de la Comisión de Mediación.

Fomentar el diálogo

"¿Estarías dispuesta ahora a cederle la silla?", pregunta una de las jóvenes mediadoras. "Sí, es mejor que la ocupe ella porque yo veo bien", responde una de las litigantes.

Tras un debate de poco más de media hora alrededor de una silla vacía las adolescentes han comprendido el valor de la mediación. El valor de "ponerse en la piel del otro", repite Cortizo.

Frente a la confrontación y la búsqueda de "un tercero que imponga una solución a nuestras disputas", apunta Jesús Sánchez Veiga, otro de los integrantes de la Comisión, la mediación apuesta por el diálogo para resolver conflictos con el objetivo de que a medio plazo los chicos educados en el consenso transformen la forma en la dirimimos nuestras diferencias.