El acusado de abusar "de forma muy frecuente" durante al menos dos años, entre 2010 y 2011, de la hija de siete años de su pareja ha sido condenado a seis años de cárcel y a ocho de libertad vigilada una vez que salga de prisión, por riesgo de reincidencia. La Audiencia Provincial ha tenido en cuenta la agravante de reincidencia, pues el procesado ya había sido penado en 2009 por abusar sexualmente de una menor.

En esa ocasión no fue a juicio. Acordó una pena de dos años de prisión, que no cumplió, y cinco de alejamiento. El tribunal considera acreditado en la sentencia que el imputado, para el que la Fiscalía exigía 12 años de prisión, aprovechaba los momentos en los que se quedaba a solas con las tres hijas de su entonces compañera sentimental para abusar de la víctima.

Las tres menores ingresaron en un centro público de acogida "ante la situación de desprotección por parte de su madre", quien tiene un "historial de consumo de drogas y alcohol", e iniciaron un programa de terapia en 2014. Fue entonces cuando la afectada contó lo sucedido a su hermana, a su padre -con el que en la actualidad residen las tres niñas- y a la terapeuta familiar. En ese momento ya convivía con su padre biológico.

La especialista indicó en el juicio que es "habitual" que las víctimas de este tipo de abusos "no los cuenten hasta que se sientan seguras", al tiempo que aseveró que no notó "animadversión de la menor hacia el acusado ni la notó influenciada". La terapeuta concluyó que tanto el relato como la respuesta emocional de la perjudicada son "creíbles".

"No consideramos que la niña mienta, ni que estuviera manipulada por la madre, pues cuando relata lo ocurrido ya no tiene trato con ella", subrayan los jueces, quienes insisten en que lo abusos sucedieron "de forma muy frecuente, en todo caso, en más de diez ocasiones".

El procesado alegó durante el juicio que su compañera sentimental estaba "siempre en casa", por lo que mantuvo que "nunca" se quedó a solas con la niña ni con sus dos hermanas. La madre de la menor declaró que "sospechaba" que pasaba "algo", pero insistió en que nunca imaginó que su compañero sentimental abusase de su hija. "Él trabajaba en el puerto, en las descargas, por la noche, y estaba en casa casi todo el día. Se quedaba solo con las niñas porque yo trabajaba", afirmó la mujer, muy afectada. Además, señaló que el sospechoso tuvo "mucha prisa" en abandonar el domicilio en el que convivían.

El sospechoso justificó así las acusaciones contra él: "O se confunde, o miente, o está influenciada por la madre". Además, destacó que "no ejercía de padre" con las niñas. La Audiencia no ha dado credibilidad a la versión del investigado. "No se aprecia razón alguna, salvo la de contar la realidad de lo ocurrido, para que la menor cuente, más de cuatro años después, los hechos que han dado lugar al presente procedimiento", sostiene el alto tribunal provincial.

Los magistrados, además de seis años de cárcel y ocho de libertad vigilada, impusieron al imputado la prohibición de comunicarse y de aproximarse a menos de 300 metros de la víctima durante diez años, así como el abono de una indemnización a la menor de 60.000 euros por el daño moral que le causó. Tuvieron en cuenta las agravantes de reincidencia y de parentesco.