El acusado de intentar asesinar a su esposa, con la que tuvo una relación sentimental durante 27 años, ha sido condenado a 11 años y medio de cárcel. El procesado la atacó por la espalda de madrugada, cuando la víctima se disponía a entrar en su vehículo, con un instrumento punzante -"navaja, cúter o similar", según el tribunal-. La Audiencia Provincial también le impuso la prohibición de aproximarse a menos de 500 metros de la afectada y de comunicarse con ella durante 13 años y medio, así como el pago de una indemnización de 29.000 euros. Al salir de la cárcel estará durante varios años -se concretarán cuando se ejecute la sentencia- bajo vigilancia debido a que hay riesgo de reincidencia.

La víctima, con la que el condenado tiene dos hijos, hoy en día mayores de edad, salvó su vida la madrugada del 14 de enero de 2017 porque consiguió huir a la carrera y pedir auxilio. Los jueces destacan en el fallo que "solo la suerte" evitó que falleciese. Algunas de las embestidas con el arma blanca fueron mitigadas por la cazadora de cuello que vestía. "Las heridas, de haber sido más profundas, afectarían a órganos vitales", recalca el tribunal, que descartó tener en cuenta algunas las atenuantes que exigía la defensa, entre ellas, la de intoxicación etílica.

La Fiscalía le imputaba un delito de asesinato en grado de tentativa con la agravante de actuación por motivación de género y de parentesco, por lo que reclamaba que fuese condenado a 14 años de cárcel y a la prohibición de comunicarse con la víctima o aproximarse a ella durante 25 años.

La afectada decidió romper la relación en noviembre de 2016, por lo que ambos residían en diferentes domicilios, situados en Carballo. En ocasiones, tal y como declaró la mujer en el juicio, llegó a advertirle: "De la cárcel se sale, pero del cementerio, no". El imputado negó que la expresión fuese dirigida a ella y sostuvo que la utilizaba cuando escuchaba determinadas noticias en la televisión. Sobre llamarla "zorra", alegó que era una palabra "coloquial".

Aunque no convivían, la denunciante trató de "mantener la armonía" con su todavía marido por sus dos hijos. El acusado, sin embargo, no asumía la ruptura y, a veces, se hacía "el encontradizo" con su mujer. En una ocasión la llamó "puta" y le recriminó que hiciese su vida y "saliese por ahí".

Durante la madrugada del 14 de enero de 2017, coincidieron en un local de Carballo. El sospechoso se unió al grupo en el que estaba su esposa y sus amigos. La víctima no manifestó oposición porque trataba de mantener una relación cordial con él. Sobre las 03.30 horas, todos decidieron irse a casa y ella se dirigió sola hacia su coche. El condenado la siguió y la atacó con un objeto punzante, con el que la pinchó en la espalda, en el costado y en el tórax. La afectada tardó en curar de las heridas 21 días, 17 de los cuales estuvo incapacitada para realizar sus tareas habituales.

"En ese momento sentí un fuerte dolor, una presión muy fuerte, y otra más, puse el brazo y me dio dos veces. Lo miré y le dije: ¿Qué haces?", testificó la afectada, quien consiguió huir y pedir auxilio en un bar. "Las lesiones hubiesen podido alcanzar órganos vitales, sin que alcanzasen mayor profundidad por simple azar", subrayó el fiscal en su alegato final. "No recuerdo nada", aseveró el condenado ante el tribunal de la Audiencia Provincial, al tiempo que testificó que el hecho de que su esposa pusiese fin a la relación -hacía dos meses que no convivían- provocó que recayese "en el alcoholismo".