José Manuel Gutiérrez.A CoruñaDespués de diecinueve meses de conflicto entre la mayoría de la representación laboral del Ayuntamiento y el Gobierno local, el principio de acuerdo logrado por ambas partes recoge algunos de las principales reivindicaciones que los sindicatos habían planteado ya en la lejana fecha de febrero de 2006. En aquel momento el equipo de gobierno rechazó la posibilidad de aceptar las exigencias económicas que planteaban las centrales con el argumento de que la Administración municipal no era capaz de asumirlas.La negociación que concluyó en la madrugada de ayer acabó por aceptar que ningún empleado municipal cobre menos de mil euros al mes y que policías y bomberos perciban 1.500 euros mensuales, además de un complemento de productividad fijado en 1.200 euros anuales. Para llegar a este incremento salarial, el Gobierno local ha puesto como condición que se aplique a lo largo de tres ejercicios y que en el presente tan sólo sea del 10% del total.La persistencia de los funcionarios en las protestas tuvo seguramente efecto en los resultados electorales, que llevaron al PSOE a perder su mayoría absoluta en la Corporación. Ambos hechos, unidos a la situación creada en la ciudad por las bajas médicas masivas de policías y bomberos, pusieron al Ejecutivo municipal en la tesitura de buscar una solución definitiva a un problema que amenazaba con derivar en consecuencias aún mayores.La designación de Obdulia Taboadela como representante del Gobierno local en la negociación también ha tenido repercusión en la salida del callejón en el que los socialistas parecían encerrados. Los sindicatos destacan su dureza en las conversaciones pero también su apuesta por alcanzar un acuerdo satisfactorio para todos.La firma del preacuerdo no supone sin embargo que se hayan despejado todas las dudas, puesto que ahora deben ser los trabajadores municipales quienes decidan en una asamblea si los incrementos salariales decididos en la mesa de negociación son suficientes. La falta de entusiasmo mostrada ayer por los portavoces sindicales hace prever que muchos cabos han quedado sin atar, aunque el cansancio por un conflicto que se ha desarrollado durante más de año y medio puede favorecer que finalmente se respalde la propuesta municipal.En medio de este proceso también se produjeron unas elecciones sindicales que mostraron el efecto del rechazo de UGT a defender un mayor incremento salarial, sólo variado en esta última negociación, postura que le ha valido la ruptura con el resto de la representación sindical.