Redacción.A Coruña

Unos sesenta furtivos tomaron a las nueve de la noche de ayer la ría de O Burgo y faenaron durante dos horas hasta que subió la marea, pese a que la zona está cerrada al marisqueo por la contaminación de las aguas y el plan de regeneración pactado por las mariscadoras y la Consellería de Pesca. Los furtivos desafiaron incluso a un grupo de media docena de profesionales autorizadas que a las nueve de la noche realizaban trabajos de vigilancia del banco marisquero, también previstas en el plan avalado por la Xunta.

La presidenta de la Agrupación de Mariscadoras de A Pie, María del Carmen Chans, que formaba parte del retén de vigilancia, denunció la pasividad de la Guardia Civil, a la que ella y sus compañeras avisaron de la presencia de los furtivos y una hora después del primer aviso todavía no se habían presentado. "Llegaron a las diez y cuarto y me dijeron que iban a ver si pillaban a alguien, pero dieron una vuelta y se marcharon", resumió. A Chans le prometieron incluso que enviarían una lancha, pero no llegó.

"Se lo llevan todo"

"Están cogiendo el poco marisco que hay, se lo están llevando todo", se quejó visiblemente afectada Chans, que culpó de la situación de ayer a los vigilantes de la Xunta. "Ellos tenían que estar aquí y les llamamos pero no vinieron. Los únicos que estaban eran los guardapescas de la cofradía", denunció. La portavoz de las mariscadoras hablará el lunes con el director xeral de Recursos Mariños para advertirle de que los mariscadores de la ría de O Burgo volverán a cortar el tráfico en el puente de A Pasaxe para exigir una solución. "No puede ser que nosotros estemos cobrando la miseria de 820 euros e intentando regenerar la ría mientras los furtivos se hacen ricos aprovechando estas fechas", advirtió. La Consellería de Pesca paga 820 euros al mes a cada una de las mariscadoras de a pie de O Burgo desde que en enero firmaron un convenio en el que se comprometían a trabajar en la limpieza y vigilancia del banco marisquero y a participar en cursos de profesionalización a cambio del pago de un sueldo fijo de 82 euros por cada diez días de trabajo al mes. Con este convenio, Xunta y mariscadoras se comprometían a colaborar en la siembra de nueva semilla con la idea de recuperar el banco de O Burgo y poder volver a faenar durante el próximo año. La actividad ininterrumpida de los furtivos y la contaminación de las aguas ponen en riesgo la efectividad del plan.