Por segunda vez en apenas ocho meses, A Coruña volvió ayer a la calle para protestar contra la política de recortes del Gobierno de Mariano Rajoy. Bajo el lema No al saqueo del pueblo; hay culpables, hay soluciones, la marcha convocada por Comisiones Obreras, UGT y la CIG recorrió el centro desde A Palloza hasta María Pita. Las tres organizaciones, de la mano por primera vez en los últimos diez años, calificaron la marcha sin dudarlo de exitosa. Es más, los organizadores hablaron de 125.000 manifestantes. Lo cierto es que la protesta es la de mayor convocatoria de la última década en la ciudad.

La cita era a las doce, pero la marcha empezó antes. Cientos de coruñeses de camino a A Palloza para iniciar la manifestación auguraban una convocatoria casi histórica. Casi una hora tardó la marcha en alcanzar la céntrica María Pita, donde al son de gaiteiros hubo que esperar a que la larga cola llenase la plaza del concello.

Durante el camino, pitos, botes de humo rosa y múltiples consignas, contra el PP, los bancos y el capital, y reivindicaciones constantes en demanda de soluciones, principalmente en materia de empleo.

Sobre el sistema, "La crisis nacional, que la pague el capital" o "Sí hay dinero, lo tienen los banqueros"; sobre el PP: "Esto nos pasa, por un gobierno facha" o "¿La culpa de quién es? Del Gobierno del PP"; y sobre el empleo: "Queremos trabajar y no emigrar" o "Dónde están, no se ven, los empleos del PP".

Al poco de iniciarse la marcha, los únicos incidentes (salvo aislados gritos a comerciantes para que cerrasen sus comercios): una veintena de anarquistas embozados (en su pancarta se autodenominaban Autonomía obreira) se colaron delante de la pancarta principal al grito de "Sindicatos vendidos", "Huelga indefinida" o "UGT y CCOO, prima donnas del PP".

Los ánimos se encresparon, hubo enfrentamientos dialécticos y algún empujón, pero la aparición de los antidisturbios (que se llevaron en las lecheras a cuatro detenidos), permitieron que la marcha siguiese su camino.

En la manifestación participaron representantes políticos del PSOE, como el secretario provincial Francisco Caamaño; del BNG, como su candidato y portavoz Francisco Jorquera y de Alternativa Galega. La marcha iba encabezada por los responsables comarcales de las tres organizaciones: Demetrio Vázquez (CCOO), Xosé Carrillo (UGT) y Paulo Carril, de la CIG.

Los tres coincidieron en lo inevitable de la convocatoria y advirtieron al Ejecutivo central de que las reivindicaciones no terminan aquí. "El seguimiento de la huelga confirma que el Gobierno no solo debe tomar nota, sino que atender a una mayoría social que demanda que cesen en esta política que empobrece", dijo el nacionalista Paulo Carril.

La marcha transcurrió sin incidentes, en un ambiente casi festivo pese a la gravedad de la situación, y bajo un sol de justicia, que hizo que las sombras cotizasen al alza. La masiva afluencia hizo temer que María Pita se quedase pequeña, pero algunos manifestantes optaron por hacer el recorrido y evitaron los discursos finales, en los que se animó a los coruñeses a luchar "con ánimo" contra la política de recortes y aumento de impuestos.

A la marcha convocada por los sindicatos mayoritarios se suman el casi millar de personas que secundaron la manifestación convocada por CGT y CUT, que salió a las 12.30 horas de la plaza de Portugal.

Paros en industria y comercio

A Coruña vivió una jornada casi habitual en un día de huelga general. Paros en las grandes industrias, el comercio a medias -echando la valla al paso de los piquetes, cerrado por la mañana y abriendo a medida que pasaba el día, más repercusión en el centro que en los barrios- y la estación de trenes y el aeropuerto de Alvedro, clausurados sin actividad.

Ya desde la medianoche del martes, las industrias con trabajo nocturno se vieron afectadas en su producción. De hecho, un piquete levantó una barricada con neumáticos e impidió la salida de los camiones de Cespa, encargada de la recogida de basuras en A Coruña y As Mariñas. Las bolsas y desperdicios se mantuvieron en las calles de la ciudad durante todo el día, y un portavoz de la empresa informó de que se reforzaría el servicio para intentar recoger esta madrugada todo lo acumulado.

De mañana, en los polígonos industriales fueron numerosas las quemas de neumáticos y contenedores en los accesos. Un miembro de un piquete informativo fue detenido por acto vandálico contra un coche policial. Al igual que en la convocatoria del 29-M, Zara Logística, en el polígono de Sabón, Alcoa -como su matriz de San Cibrao- y Repsol se vieron afectadas.

Los bomberos realizaron varias salidas para sofocar los incendios provocados por los piquetes. Sobre las 07.30 horas, hubo quema de neumáticos y contenedores en la avenida de Alfonso Molina, principal entrada al centro. Casi a la misma hora, en Lonzas, en el acceso a la tercera ronda, se lanzaron vallas de obra y neumáticos a la vía. Los bomberos acudieron a sofocar las llamas, que provocaron cortes de tráfico. También se presentaron en la barricada de Cespa.

En el Puerto, pese a que la Autoridad Portuaria cifró en un 29% el seguimiento del paro, cumpliéndose los servicios mínimos acordados, no hubo apenas actividad. La lonja estuvo abierta, pero no hubo subasta de pescado porque no se presentó ninguna mercancía. Tampoco hubo labores de carga o descarga de mercancías, al no estar prevista ninguna estiba.

La jornada de huelga también provocó la suspensión de la jornada del juicio del Prestige, dada la ausencia de muchos abogados.

La confederación empresarial de A Coruña cifró el seguimiento en un 20%, con mayor incidencia en los núcleos urbanos. Por sectores, la patronal dice que el industrial es el que registró "mayores dificultades". La Asociación de Industriales Metalúrgicos de Galicia situó el seguimiento en A Coruña en el 70%.

En cuanto al comercio, el pequeño localizado en las zonas céntricas y la hostelería estuvo cerrado durante la mañana, pero retomó la normalidad por la tarde, según la Federación Galega de Comercio. Así, A Coruña registraría un 50% de establecimientos sin actividad, con cierre de locales al paso de los piquetes, que al contrario que otras veces fueron menos insistentes. Ya por la tarde, volvió la "normalidad" y en las principales ciudades el 95% de los establecimientos abrió sus puertas.