Desde el año 2011, la Xunta ha defendido de forma constante su estrategia de sustituir los créditos directos a las empresas por avales para que estas lograsen una liquidez que les permitiese sobreponerse a la crisis que ha arrasado con parte del sistema productivo gallego y ha generado más de 268.000 desempleados. Esta hoja de ruta se ha topado con un serio revés en su eficiencia: pierde más dinero del previsto por haber respaldado a empresas que han acabado cerrando o en concurso de acreedores todavía pendientes de resolver. El Ejecutivo autonómico había consignado en las cuentas para este año 1,1 millones de euros en el fondo de garantía de avales, que cubre los impagos de préstamos, pero este año esos descubiertos ascienden ya a 18,8 millones.

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