La reforma tributaria surte sus primeros efectos para los asalariados con la entrada de este 2015, cuando cobren la nómina de enero (a finales de mes o a principios de febrero). La rebaja del impuesto sobre la renta de las personas físicas, una apuesta del Gobierno en año de elecciones, tendrá reflejo en los ingresos de los más del millón de gallegos que tienen retenciones, sean trabajadores en activo o desempleados que cobran prestaciones y pensionistas que por sus niveles de ingresos y circunstancias personales están sujetos a tributación. Para la gran mayoría de ellos, la nómina de enero llegará con un plus que rondará los veinte euros mensuales, de acuerdo con las simulaciones realizadas por los asesores fiscales.

El corazón de la reforma fiscal del Gobierno de Mariano Rajoy es una nueva tarifa estatal del IRPF que reduce de siete a cinco los tramos de renta y que aplica sobre los tipos impositivos una rebaja repartida en dos años (2015 y 2016). El diseño favorece más a las rentas bajas y da un trato semejante a las medias y altas, según diagnosticaron los análisis de los expertos. La Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) estima para el caso de Galicia que la reforma beneficia al 61,3% de los contribuyentes, es neutra para el 35,6% y perjudica al 3,1%.

La nueva escala, así como otros cambios que atañen al tratamiento de las circunstancias familiares de los contribuyentes, modifican desde este mes las retenciones que las empresas -y la Seguridad Social, en el caso de los jubilados- practicarán sobre los salarios brutos de sus trabajadores para que Hacienda obtenga ingresos anticipadamente. Los cambios en la tarifa estatal coinciden con otros en el tramo autonómico del impuesto (la escala de gravamen está dividida en dos partes, una determinada por la Administración central y otra por las autonómicas). Un buen número de gobiernos autonómicos han aprobado o están en trámite de aprobar rebajas del IRPF que sobre el papel también entrarán en vigor en 2015. En el caso de Galicia, la Xunta ya la había aprobado y entró en vigor el año pasado, rebaja que los contribuyente notarán al hacer la declaración.

Esto se debe a que los cambios de alcance autonómico no repercuten de inmediato en las retenciones. Para estos pagos anticipados se aplica la tarifa estatal duplicada, como si no existieran diferencias entre los contribuyentes de cada una de las comunidades de régimen fiscal común (todas, salvo el País Vasco y Navarra). Las rebajas de ámbito territorial se liquidan al hacer la declaración de la renta, en la campaña que, para los rendimientos obtenidos en 2015, se desarrollará entre abril y junio de 2016.

El primer resultado palpable de la reforma tributaria se conoce con precisión cuando la Agencia Tributaria facilita a las empresas los criterios y herramientas informáticas para el cálculo de las retenciones, pero ya existen estimaciones realizadas por expertos. Una de ellas es la del Registro de Economistas y Asesores Fiscales (REAF). Parte de sus resultados se explican en los siguientes puntos.

ELa mejora más común: entre 18 y 26 euros. La gran mayoría de los contribuyentes gallegos sujetos a retenciones por rendimientos del trabajo notarán aumentos del salario neto que oscilarán entre los 18 y los 26 euros. La estimación comprende a aquellos cuyos ingresos anuales brutos se mueven entre los 12.000 y los 45.000 euros y se hace considerando la hipótesis de que la renta salarial esté repartida en 14 pagas iguales.

ELa rebaja de 2015 frente a la subida de 2012. Recién llegado a la Moncloa, y con el argumento de contrarrestar la escalada del déficit público, el Gobierno de Rajoy aprobó un incremento del IRPF que, en un principio, estaba pensado para ese año y el siguiente. Finalmente, ese gravamen extra, centrado en las rentas medias y altas, se extendió también a 2014. La estimación sobre el impacto de la reforma tributaria en las retenciones de 2015 da a entender que para una parte relevante de los contribuyentes (los que tienen rentas del trabajo de hasta 30.000 euros brutos) la tributación este año será más baja que la de 2011. Para el resto, la rebaja del presente ejercicio no suprimirá por completo los efectos de aquella subida. Como norma general, tampoco ocurrirá en 2016 para los tramos más altos de renta (por encima de los 100.000 euros brutos de salario), según otras simulaciones de los asesores fiscales. El Gobierno ha informado de que la rebaja del IRPF de este año supondrá una merma de recaudación de unos 3.600 millones de euros, cantidad cercana al impacto que tuvo la subida de 2012 en su primer ejercicio.

EMayor incremento salarial para los directivos. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, comparó en ocasiones los efectos de la reforma tributaria sobre las nóminas de los asalariados con los de una subida de los sueldos, comentario hecho en un contexto de moderación histórica en los aumentos pactados en los convenios colectivos y también de recortes de retribuciones en una parte de las empresas. Las simulaciones sobre el efecto de la rebaja del IRPF sobre los salarios netos muestran que el incremento de ingresos será por lo común inferior al 2% e incluso al 1% en los tramos de renta bajos y medios. En cambio, puede superar el 4% para los contribuyentes con ingresos más altos, generalmente formados por altos directivos de empresas. Un ejemplo tomado de los cálculos de los asesores: un ejecutivo con 300.000 euros de retribución bruta anual percibirá unos 169.000 euros netos en 2015 y tendrá un ahorro en retenciones de casi 6.800 euros, equivalentes a un aumento salarial del 4,2%. Un caso de un trabajador con un sueldo medio: alguien soltero que gane 19.389,20 euros brutos anuales (salario medio en Galicia, según el Instituto Nacional de Estadística) cobrará este año cerca de 15.552 euros netos, con una rebaja de retenciones de 233,28 euros, equivalente a un 1,5%.

La rebaja tributaria ha sido presentada también como una herramienta para estimular el consumo y reforzar el crecimiento por la vía de la demanda interna. ¿Qué impacto puede tener sobre la recuperación económica que la mayoría de los contribuyentes disponga de unos veinte euros más al mes de renta disponible? El Gobierno ha argumentado que, incluidos los demás cambios en el IRPF y el impuesto de sociedades, la reforma tributaria inyectará 4.000 millones en la economía este año. Con los efectos multiplicadores que considera el Ejecutivo, el impacto sobre el producto interior bruto (PIB) será un crecimiento extra del 0,55% repartido entre 2015 y 2016. El servicio de estudios del BBVA estima que la reforma de Montoro aportará tres décimas (0,3%) de crecimiento en el presente ejercicio.

Sobre el papel, una rebaja tributaria brinda más recursos a los hogares y a las empresas para consumir e invertir, pero los resultados están sujetos a variables imposibles de precisar y predecir. La parte del dinero que se destinará efectivamente al consumo, y por tanto con efectos favorables sobre el negocio de las empresas y la creación de empleo, está supeditada a la confianza de los consumidores, a su mayor o menor inclinación al ahorro y a su nivel de endeudamiento. Cuando es muy alto, como ocurre en el caso de muchos hogares y empresas de España, un aumento de la renta disponible se dirigirá al menos en parte a aligerar deudas.

La efectividad de las rebajas tributarias es por lo general cuestionada por los gobiernos de signo socialdemócrata, por lo común más partidarios de estimular la demanda por la vía del gasto y la inversión públicos. Aunque en el caso de España el anterior intento de incentivar el consumo mediante una rebaja de impuestos fue obra del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, con la deducción de los 400 euros, una rebaja fiscal que en 2008 superó los 5.000 millones y que fue suprimida en 2010, cuando el déficit público inició su escalada.

Los gobernantes conservadores suelen ser refractarios a estimular la demanda mediante el gasto público. Invocan la máxima que se representó en la llamada curva de Laffer, bandera de la derecha desde los años 80: bajar los impuestos estimula la actividad económica y permite una recaudación tributaria mayor. Es lo que alega Montoro ante las reticencias de Bruselas o del Banco de España por los efectos lesivos que la reforma pudiera tener en las cuentas públicas.