Además de todo lo que conlleva el estreno de un formato inédito, un enfrentamiento a cinco que da alas a la pluralidad pero obliga a comprimir las ansias de promoción en discursos de apenas un par de minutos, los candidatos de los cinco principales partidos que pujan por el bastón de mando de San Caetano pusieron a prueba el lunes su tirón mediático. En un claro momento de desafección política y hartazgo entre la ciudadanía por la acumulación de las citas electorales, más importante que la construcción de un buen discurso es que ese mensaje cale en el espectador. ¿Y qué llegó en la noche del lunes por las cámaras de la TVG? La victoria, según los expertos, fue la de la experiencia.

"El formato, tan encorsetado, no permite un debate muy profundo y llegaron con el argumentario ensayado de casa. En dos o tres minutos, al final, poco puedes explicar", resume Miguel Anxo Bastos, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Santiago. "Fue un todos contra Feijóo -continúa- y a él le vino bien porque así se le ve como el único que va a ganar". De hecho, fue la idea que el propio candidato del PP a repetir en la Xunta se esforzó por demostrar en el debate. Lo que no quiere decir que los demás lo deban dar por hecho. Por eso Bastos considera "un error" que Cristina Losada, de Ciudadanos, lo asumiera abiertamente en varias ocasiones para colar que lo suyo es arañar la representación necesaria para "controlar" a Feijóo. "En su caso el argumentario venía de Madrid -sostiene el profesor Bastos-. No tienen un discurso propio para Galicia".

Así que el actual jefe del Ejecutivo autonómico "resistió". "Eso le llega -añade-. Dio la cara, cumplió, se defendió bien y centró el debate en sí mismo frente al revuelto de partidos contra él". Ese planteamiento, "el de votar al PP porque el resto no son fiables", le sirvió incluso para contrarrestar los momentos de apuro cuando se tocó la corrupción. Los instantes más tensos para Feijóo. "La corrupción -descarta Bastos- está descontada".

La candidata del Bloque demostró, según Bastos, que fue su profesor, "tablas". "Dura sin ofender, buena líder -alaba-. Más allá de lo que ocurra el día 25, si Ana Pontón aguanta como líder, el BNG podrá resistir". La experiencia fue un grado también para Xoaquín Fernández Leiceaga. "El tono, como es él", dice, en referencia a su trayectoria académica y conocimientos económicos, "que le permiten ser mejor presidente que candidato". Luís Villares, de En Marea, se vino arriba "cuando Feijóo le pinchó". "Un ejemplo de discurso ensayado, con los trucos de repetir cosas y que estuvo mejor cuando salía de los papeles", apunta Bastos.

La tendencia de Villares a leer la documentación en los primeros compases del debate provocó una situación muy curiosa. "Mientras intervenía me llamó un amigo y me comentó que qué bien hablaba Villares por la radio. Y le contesté que por la tele no levantaba la cabeza del papel", cuenta Xosé Rúas, profesor de Comunicación Política de la Universidad de Vigo. "Como decía Felipe González, le faltará una semana o un debate", apunta, en referencia a su debut en la refriega dialéctica. "Fue como un motor diesel -compara-. Fue calentando y acabó dignamente".

El cabeza de lista de En Marea estaría en el bloque "de dos" en el "3+2" con el que Rúas divide a los candidatos ante la diferente experiencia. Se notó en Feijóo, "que, a diferencia de Rajoy, sabe defenderse y atacar a la vez"; Leiceaga y Pontón la trayectoria parlamentaria, "mientras que Losada ni llegó a arrancar". "Su reino no era de este mundo. Un discurso exportable a cualquier comunidad. Ni habló para los gallegos en gallego. Ya ni se trata del bilingüismo que defiende, sino de monolingüismo en su caso", argumenta.

Comunicación verbal

El trío de experimentados dominó "la comunicación verbal y la no verbal". "Gestos, vestimenta...", indica el también coordinador del grupo de investigación en neurocomunicación, publicidad y política Necom. En particular Ana Pontón, "con un discurso muy bien elaborado". "Una de las que más tenía que ganar -resume- y una de las que más ganó". Hubo, en opinión de Rúas, un antes y un después del primer descanso. "A la vuelta, Leiceaga empezó a buscar el cuerpo a cuerpo con Feijóo. Era un interés mutuo de ambos", señala. Los dos protagonizan los momentos a tener en cuenta. Cuando Leiceaga protesta a los moderadores por tratar el tema de las coaliciones -no estaba entre los acuerdos previos del debate- y el plano de Feijóo sacando un pañuelo para secarse el sudor en plena discusión por la corrupción. "Nixon perdió el histórico debate con Kennedy por algo parecido", recuerda.