Con cada campaña electoral, los ciudadanos si no lo hacemos, deberíamos hacerlo, recargamos nuestras baterías de expectativas, para los que nos vayan a representar, esta vez en los Parlamentos de Galicia y País Vasco, tengan que tener el desafío de realizar las más inteligentes propuestas que nos puedan presentar para que podamos decidir sobre lo mejor para todos. Entre estos todos se encuentran las empresas que ni pueden presentarse a las elecciones, ni votar, pero si ser la destinataria de una cantidad ingente de normas que regulan sus actividades y son las que en definitiva pueden llevar a cabo de forma efectiva muchas de las iniciativas políticas tanto de carácter público como privado.

Veo que la agenda de los principales líderes contempla encuentros y reuniones con las empresas, asociaciones representativas y círculos de opinión, por tanto queda constatado que si bien las empresas como tales no les van a votar, si son una fuente imprescindible de información sobre la viabilidad de las propuestas políticas. Es sumamente relevante que los que tomaran decisiones sobre infraestructuras, promoción económica, creación de empleo y un largo etc. tienen que acomodar sus objetivos a la realidad pura y dura que como suele decirse es la clave del día a día.

Atemperar el discurso y adaptarlo a la realidad en la que se vive, es la mejor contribución que las empresas han de ofrecer a los políticos, que si bien algunos propugnan cosas altamente improbables de poder ser llevadas a cabo, si deben saber por qué y que los ciudadanos juzguen en consecuencia. Es verdad que las políticas que nos han traído hasta aquí en los años de democracia están amparadas por el concepto constitucional de economía social de mercado y por tanto los partidos gobernantes han sabido ajustar sus máximos postulados a la posibilidad efectiva de adoptar decisiones cuyo impacto ha tenido por norte no resultar antiempresa, al menos en las intenciones formarles y ser de interés lo más general posible.

Las empresas no obstante, sometidas a sus propios procesos de desarrollo y ocupadas en sus problemas, muchas veces vive ajena a lo que acontece en el ámbito político, por tanto es una buena oportunidad el acercamiento, al menos en los procesos electorales, para poder contrastar que es lo que se pretende llevar a cabo, al menos aquellos partidos que las tendencias de opinión marcan sus próximas responsabilidades. Derribar al oponente político es un fin que propugnan las diferentes candidaturas, cuando lo responsable es decir qué cosas pretende llevar a cabo y que los ciudadanos decidamos. ¿Obvio no?