La adaptación a serie de El simpatizante (que ha estrenado HBO Max esta semana), novela que valió el Pulitzer a Viet Thanh Nguyen en 2016, reúne a dos cineastas de idéntica edad (60 años) que hace un cuarto de siglo contribuyeron al renacer de las cinematografías de sus respectivos países.

El surcoreano Park Chan-wook firmó algún importante taquillazo local antes de acaparar atenciones alrededor del mundo con Sympathy for Mr. Vengeance y, sobre todo, Old boy, que le valió el Gran Premio del Jurado en Cannes en 2004. Llegarían después nuevos ejercicios de virtuosismo e ironía perversa como Thirst, la sublime La doncella o una serie tan a reivindicar como La chica del tambor, basada en el libro de Le Carré.

Al otro lado encontramos al canadiense Don McKellar, actor (varias veces con Egoyan y Cronenberg), guionista y cineasta surgido de la nueva ola de Toronto de los años 80 y principios de los 90. Entre sus hitos, haber coescrito aquella maravillosa Sinfonía en soledad: un retrato de Glenn Gould y salir laureado del festival de Cannes algunos años antes que Park: se llevó el Premio de la Juventud en 1998 por su comedia negra apocalíptica Last night.

Robert Downey Jr., también productor de la serie, se reserva el papel del absurdo director de esa falsa película sobre la guerra de Vietnam; curiosamente, vuelve al terreno de Tropic Thunder: ¡Una guerra muy perra!, aunque en aquella no hacía de director, sino de actor blanco que se pintaba la cara de negro por exigencias del guión. Es solo uno entre sus cuatro papeles, cada uno de ellos representación de una facción del establishment blanco. Los otros son Claude, agente de la CIA con debilidad por Charles Bronson; un profesor de Estudios Orientales que da clases al Capitán, y un veterano militar metido a congresista racista.