Eran casi las cinco de la madrugada, hora española, cuando un cerrado aplauso entre una lluvia de pétalos amarillos y mariposas de papel cerró el acto de homenaje tributado al escritor Gabriel García Márquez en el Palacio de Bellas Artes de México. En el centro de la sala, las cenizas del Nobel de Literatura. A su lado, muchos políticos encorbatados, liderados por los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y de México, Enrique Peña Nieto. Al fondo, las dos banderas de los países que fueron cuna y hogar adoptivo del autor de Cien años de soledad, fallecido el pasado jueves a los 87 años, víctima de una larga enfermedad degenerativa. Había una tercera patria, como recordó el ministro de Cultura mexicano, Rafael Tovar, en su discurso: el idioma español.

Y en el mundo, homenajes que se suceden y que hoy, Día del Libro, tendrán a un protagonista indiscutible. Le llamaban Gabo. Querido, admirado y leído. El sueño de cualquier escritor. Un hombre que, como dijo Santos, "incorporó en sus obras la esencia misma del ser latinoamericano".

Fue un homenaje por todo lo alto, pero más allá de los actos oficiales, miles de personas -la mayoría, mexicanas, pero también de otras muchas nacionalidades- se acercaron al Palacio de Bellas Artes para rendir tributo popular. Dentro, música clásica; afuera, compases del vallenato, ritmo colombiano que apasionaba a García Márquez.

La viuda, Mercedes Barcha, y sus dos hijos, Rodrigo y Gonzalo, fueron testigos del paso de miles de personas ante la urna con las cenizas del autor. La familia agradeció ayer en una carta los "innumerables y cariñosísimos gestos de admiración y afecto por Gabo" en un mensaje que quisieron enviar "a los lectores de todo el mundo".

"Nunca es demasiado tarde para creer en la utopía", dijo en 1982 Gabriel García Márquez cuando recogió el premio Nobel de Literatura en Suecia. Aquellas palabras las recordó el presidente colombiano ayer aludiendo "a quien nos deja la esperanza, la determinación de unirnos por el bien de nuestro pueblo".

Por otra parte, la catedral de Bogotá fue ayer escenario de un solemne funeral, acto central del adiós de Colombia. Gabo vivió en México desde el año 1961 pero nunca renunció a la nacionalidad colombiana.

En la jornada previa al Día del Libro, el rey Don Juan Carlos se refirió a García Márquez, con quien le unía una muy vieja amistad, como el escritor que "contribuyó a forjar y divulgar la identidad iberoamericana, alimentando igualmente los sueños de millones de lectores de todo el mundo".

La Biblioteca Nacional, en Madrid, organiza para el fin de semana una lectura continuada de El coronel no tiene quien le escriba, novela emblemática del escritor. La lectura tendrá lugar a partir de las 10.00 horas, con la participación del secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, y el embajador de Colombia en España, Fernando Carrillo.