Los trabajadores de la Oficina Provincial de Cruz Roja en Melilla atienden cada día a los inmigrantes que logran saltar la valla. Sus competencias abarcan desde la asistencia médica de inmigrantes hasta la atención de personas con drogodependencia, según explica el presidente de la entidad, Julio Caro, que ayer visitó A Coruña.

-¿Qué labores lleva a cabo la delegación de Cruz Roja en Melilla?

-Llevamos más de 20 años comprometidos con el que antes era Ministerio de Inmigración. La colaboración de la Cruz Roja se resume en el servicio médico a los inmigrantes, servicio social, animación sociocultural, traducción y contamos también con una psicóloga.

-¿En qué consiste el protocolo médico a la hora de recibir a los inmigrantes africanos?

-Se inicia cuando llega el inmigrante, que nos lo manda la policía o la Guardia Civil e incluso a veces él mismo sabe donde está el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) y vienen directamente. Nuestra labor comienza 'a partir de' (el salto de la valla). Nosotros los acogemos y les ayudamos. Muchos vienen desgarrados por las concertinas. Si están muy heridos, van directos a la enfermería; si no lo están, van igualmente pero pueden ducharse y cambiarse de ropa antes.

-¿Y si tienen alguna enfermedad contagiosa, como el ébola?

-Todo inmigrante en Melilla lleva una ficha para hacerles análisis ante posibles enfermedades como esa. De todos modos, piensa que un hombre que viene atravesando África durante 4 o 6 meses con semejante enfermedad no es capaz de llegar hasta Melilla. Son muy comunes otras enfermedades como la tuberculosis o la hepatitis. Desde hace año y medio, no se va nadie que no tenga las pruebas realizadas.

-¿Por qué razón están los CETI tan llenos?

-Porque entre los enfermeros y voluntarios disponibles hay que hacer tres pruebas: mantoux para la tuberculosis, extracción de sangre para la hepatitis y, finalmente, el hospital les hace las radiografías.

-¿Y qué sucede a partir de entonces?

-Cuando hay un salto, los voluntarios de Cruz Roja se dedican, mayoritariamente, a atender y acompañar a los inmigrantes y montar la tienda donde dormirán. El Ministerio de Interior es después quien decide quién sale y quién no. Nosotros nos encargamos de sacar sus billetes y la policía les acompaña hasta el barco. Una vez en Málaga, tienen siete días para abandonar el territorio nacional.

-¿Llegan a sentirse desbordados alguna vez?

-Últimamente no, ya tenemos mucha experiencia. Si nos quedamos sin tiendas, tendrían que traer más de la Península. Es posible que no lleguen las tiendas y tengan que dormir algo más apretados.

-¿Cómo es la vida en el CETI?

-Normal. Los inmigrantes pueden salir por las mañanas del centro, cumpliendo una serie de condiciones, y luego vienen a comer al mediodía.

-¿De cuántos voluntarios dispone Cruz Roja en Melilla?

-Dados de alta, hay unos 400 voluntarios. Que pueda contar con ellos ya son menos, unos 70 y los más próximos son 25 o 30.

-¿Qué opina acerca de la valla en la frontera?

-La valla es un tema del estado español en colaboración con el gobierno de Marruecos. Algo hay que poner para frenar la inmigración. Tienes que pararla, si no, África entera entraría en España. Si no hubiera colaboración del Gobierno marroquí, la valla ya no estaría allí. Melilla tiene un perímetro de 12 km y un área de 7 kilómetros cuadrados. Si no hubiera otra nación que cuidase el perímetro, estaríamos perdidos.

-¿Qué otras labores lleva a cabo Cruz Roja en Melilla?

-Entre otros, hay un centro de apoyo a mujeres maltratadas y otro para la drogodependencia.

-¿Es la acogida de inmigrantes lo que más ocupa al centro?

-No, donde más trabajo tenemos es en otros aspectos sociales como acompañar a las personas a su residencia o al centro de salud, apoyar a las mujeres maltratadas, también tenemos una guardería para todos los habitantes de la ciudad. Recordemos que Melilla y Ceuta tienen los índices de pobreza son los más altos de España. Afortunadamente, la población musulmana es muy solidaria.