La droga estrella de los años 80, que marcó a toda una generación y contribuyó a fijar la imagen estereotipada del drogadicto, amenaza con volver a recuperar el protagonismo perdido en las últimas décadas. Las muertes por heroína se cuadruplicaron en EEUU entre el año 2002 y 2013 y el número de consumidores, entre jóvenes de 18 a 25 años, se ha duplicado en ese país. Desde la ONU alertaban además hace sólo unos meses de que, por primera vez en seis años, aumenta el número de drogodependientes graves en todo el mundo, algo que atribuyen al "repunte del consumo de heroína", especialmente en "América del norte y Europa occidental y central". Los expertos que atienden a drogodependientes en A Coruña creen que la ciudad también vive un aumento del consumo de esta sustancia. "Apenas teníamos primeras citas, es decir, primeras visitas al centro por consumo de heroína y este año hemos notado un aumento", señala la psicóloga Mayte Lage, de la Asociación Ciudadana de Lucha contra la Drogadicción de A Coruña (Aclad), quien deja claro que es la impresión de trabajadores y usuarios -"nos dicen que hay más heroína por las calles", apunta-, pero "realmente hasta que no tengamos los datos oficiales de este año no podremos saber si hay repunte".

Tras el boom de la década de los 80, el consumo de heroína bajó, pero nunca desapareció. "En los 80 y 90 todo lo que veíamos era adicción a la heroína y ahora no, pero siempre ha estado ahí", indica Lage, quien resalta que un 11% de los usuarios del centro de Aclad en 2015, acudieron por su adicción a este opiáceo. "Sólo en tratamiento por consumo de heroína teníamos a 1.067 personas el año pasado", explica esta psicóloga, quien resalta que el perfil del nuevo consumidor es "un varón, de unos 30 años". "La mayoría además había tenido ya contacto con la heroína anteriormente. No tenemos casos en adolescentes", indica Lage.

¿Qué lleva a consumir una droga que hizo estragos en toda una generación? Los expertos creen que se debe a una combinación de factores. Algunos lo atribuyen al hecho de que quienes ahora rozan la treintena eran unos niños en los 80 y no vivieron en primera persona las consecuencias de la heroína. Otros, como Mayte Lage, creen que desde aquella época "la gente se olvida, se relaja" y sobre todo que también influye el precio. "Debe estar más barata y eso hace que aumente el consumo", sostiene.

Eso sí, los nuevos heroinómanos poco tienen que ver con el estereotipo de drogadicto que se fijó socialmente hace unas décadas. "Ahora prácticamente no vemos a nadie que se inyecte la heroína en vena. Ahora la fuman, es decir, la queman y la inhalan", indica la psicóloga de Aclad, quien resalta el caballo "produce un daño físico mucho antes que otras drogas", lo que lleva a que los adictos lleguen antes a consulta. "La media es de seis meses porque produce mucho más mono que otras sustancias, mucho más visible. Obliga a un consumo diario y rápido, necesitan esta sustancia para funcionar y si no la tienen presentan síntomas rápidamente como vómitos, escalofríos", indica Mayte Lage, quien explica que esto no ocurre con la cocaína, por ejemplo, "donde el consumo puede espaciarse".

Pese a un ligero repunte en el número de adictos a la heroína, el grueso de usuarios de esta asociación coruñesa está en los adictos al cannabis y a la cocaína. Cuatro de cada diez drogodependientes a tratamiento en Aclad lo está por un elevado consumo de porros mientras que otro 28% por el consumo de cocaína, normalmente unido al de alcohol, según los datos de la memoria de esta entidad del pasado año.

El perfil del adicto cambia en cada sustancia. Mientras el heroinómano que demanda por primera vez ayuda es un hombre de unos 30 años, en el caso del cannabis, la mayoría "son jóvenes de 20 años o más pequeños". "Muchas veces son jóvenes que todavía están estudiando, que no han trabajado", reconoce la psicóloga Mayte Lage, quien asegura que hay dos vías para que lleguen al centro y ninguna de ellas es por propia iniciativa. "Normalmente o bien llegan por iniciativa familiar porque les han pillado con cannabis o bien porque han sido multados y pueden cambiar el pagar la sanción por iniciar un tratamiento", indica.

Se trata de adolescentes o jóvenes que, en muchos casos, todavía no tienen un consumo que obligue a un tratamiento de desintoxicación, pero a los que hay que concienciar sobre los peligros de esta droga. Un estudio reciente demostraba que los adolescentes españoles ya se inician antes en el consumo de cannabis que en el de cigarrillos de tabaco. Los expertos lo atribuyen a la cantidad de falsos mitos que aún rodean a esta sustancia.

"Lo vemos en las charlas de prevención que impartimos en los institutos. Tienen falsas creencias como que el cannabis es más sano que el tabaco y por eso recurren antes a él o que no crea adicción porque cómo comienzan sólo fumándolo los fines de semana...", indica Lage, quien añade: "Con estos usuarios lo que trabajamos es la motivación, que tengan una razón para dejarlo y muchas veces cuando vienen, se informan sobre la sustancia y sus efectos, se consigue".

La edad media sube entre quienes acuden a tratamiento para luchar contra su adicción a la cocaína. "Suelen tener entre 25 y 30 años y llegan muy tarde porque se han enganchado cuando eran más jóvenes, el consumo se vincula al fin de semana", sostiene esta psicóloga, quien alerta de que son personas "con trabajo estable o familia" que no se animan a pedir ayuda hasta que "aparecen los problemas económicos, en el trabajo, con la pareja o incluso psiquiátricos como paranoias".

Unos y otros comparten un denominador común: el tratamiento de desintoxicación es un proceso largo, en el que hay altos y bajos. "Son siempre tratamientos largos porque la droga afecta a nivel psíquico, físico y social y hay que trabajar en todos estos ámbitos. Las recaídas son normales y la recuperación varía en función de la persona aunque es muy importante que cuenten con apoyo de la familia y que acudan a terapia en grupo", sostiene la psicóloga de Aclad.