Seguro que sigues pensando que el agua no tiene color, olor o sabor (y no lo discuto), pero los estudios científicos han ido más allá y han demostrado que no podemos quedarnos en la superficie de esta idea. Los análisis organolépticos confirman que tiene diferentes propiedades en función de su composición química, así que aprovechemos esta circunstancia y elijamos la que mejor se adapte a nuestras necesidades.

La definición de agua mineral natural podría ser la de "un agua sin bacterias con un origen natural y que brote en un manantial o en un lugar perforado al que tengamos acceso". Antes de llegar a nuestras manos se somete a algunos procesos industriales para garantizar que el producto final es el deseable y evitar contaminaciones no deseadas.

La legislación española clasifica las aguas embotelladas en diferentes categorías en función de su composición química y método de extracción. Respecto a su contenido en sales minerales, podemos hablar de una escala entre las de mineralización fuerte y las muy débiles. También las hay ferruginosas (con hierro), sulfuradas (con azufre), sódicas (con sodio)... Hay aguas minerales naturales (con beneficios para la salud), de manantial (que no tienen que presentarlos) o potables preparadas.

Otro mito que debemos olvidar es el de que no se puede beber durante la comida. No es exactamente así. Lo recomendable es ingerir un vaso grande antes de empezar y, durante la comida, beber sorbos pequeños de agua no muy fría. También sería adecuado elegirla en función de lo que vas a comer: si optas por una ensalada, elige un agua suave y sin gas; si eliges alimentos grasos, el agua mejor con gas, aunque, si sueles sufrir los incómodos gases, es mejor que consumas siempre agua sin gas. Tienes muchas opciones, elige la tuya.

En muchas grandes áreas comerciales se envasan sus propias botellas. Las obtienen de manantiales sanitariamente controlados y los precios son bastante económicos. No renuncies a probarlas porque también tienen "denominación de origen". Lo interesante es saber que no todas las aguas embotelladas proceden de manantiales. Puedes reconocerlo si lees la etiqueta donde se describen sus características y origen. Para conocer las que se consideran más originales y, aunque no podemos analizarlas todas, te damos unas ideas que creemos interesantes:

-Mondariz. La envasada de manantial se considera de mineralización débil y no tiene gas

-Perrier. Con pocos minerales, gas.

-Agua de Cuevas. Asturiana de mineralización débil

-Vichy. Las variedades que contienen anhídrido carbónico y muchos minerales están indicadas para comidas copiosas y no deberían tomarlas quienes forman piedras en el riñón

-Bezoya. Muy baja en sodio, cloruros y sulfatos

-Solán de Cabras. Muchos bicarbonatos y pocos nitratos

-Fuente Liviana. Débil mineralización

-Cabreiroá. Contiene gas natural y es de mineralización fuerte

-Evian. Una opción baja en sodio muy indicada para los que siguen dieta hiposódica

En principio, no causan ningún problema de salud y puedes optar por la que desees. Lo más recomendable es que leas las etiquetas y optes por la que mejor se adapte a tu situación. Son muchos los especialistas que incluyen una determinada marca al planificar sus dietas. Consulta a tu médico para acertar en tu elección. A nivel sanitario, podemos señalar que, de manera general:

-Si sigues una dieta baja en sodio por ser hipertenso, el consumo de un agua rica en sodio puede resultar contraproducente.

-Está contraindicado consumir un agua rica en calcio si tienes problemas de riñón y quieres evitar la formación de piedras

-Para problemas de hígado y vesícula biliar se indican aguas sulfurosas

-Para problemas renales, las ricas en litio y débil mineralización

-Para las anemias o la artritis, las que contienen hierro

-Si hay problemas dentales por falta de flúor, las fluoradas

-En problemas digestivos, las sulfatadas o bicarbonatadas

Si te preocupa que estén envasadas en plástico, los estudios recientes señalan que no existe ningún problema porque los ftalatos presentes en la composición química de estas botellas no migran y afectan a la calidad del agua, por lo que no pasan a los consumidores. Otro problema que sí es real, es la enorme cantidad de plástico que se genera.