-En un reciente artículo hablaba sobre la confusión en torno a la transformación digital, que va más allá de instalar una herramienta.

-Muchas empresas interpretan que, como en veces anteriores, es suficiente instalar una herramienta. Ahora es totalmente distinto, tiene muchísimo más que ver con estrategia y liderazgo. Para orientar una pyme hacia lo digital es fundamental que el director general o el principal ejecutivo tengan interiorizada esta transformación. Si es una persona muy chapada a la antigua, que poco menos que usa el móvil solo para llamar y que no tiene nada que ver con redes sociales el proceso será imposible. Durante una buena temporada, tendremos muchas pymes que serán las desheredadas de la transformación digital y se encontrarán compitiendo con compañías más grandes y con más medios para transformarse.

-¿Tiene más que ver con la estrategia o con los recursos?

-En realidad la transformación digital no es algo excesivamente caro, lo que hay que hacer es entender las herramientas y lo que buscamos. Las que puede utilizar una pyme son fáciles y en muchos casos incluso gratuitas. Es un problema de mentalidad. Más que de comprar una determinada herramienta, es una cuestión de proporcionar a esas personas formas de reinterpretar sus negocios.

-El teletrabajo todavía no está generalizado en España. Solo una de cada tres empresas lo contemplan.

-Yo trabajo mucho desde casa porque oriento una parte importante de mi labor a la creatividad y soy más creativo en casa. En España hay un presentismo muy grande, pero cada vez nos orientamos más a estos sistemas distribuidos. Y la tecnología para trabajar de esta manera es facilísima. Algo cambia en tu cabeza el día en que en lugar de reunirte en la oficina ponemos en un word los puntos a tratar y con una cámara y una ventana de chat elaboramos un documento entre todos. Esto es productividad.

-¿Un ejemplo tan sencillo convierte a una empresa en disruptiva?

-Hablamos de una compañía que al empezar a utilizar estas herramientas va a tener una serie de ventajas que se van a reflejar en costes y en la posibilidad de hacer las cosas mejor. Y que dentro de la industria puede empezar a liderar cosas. Pero a partir de ahí pueden iniciar muchas más acciones. Sin llevarlo al extremo, una empresa que sea capaz de gestionarse digitalmente va a poder dar, por ejemplo, un mejor servicio al cliente a través de otros canales como WhatsApp, lo que la hará mucho más competitiva

-Hablamos también de nuevos perfiles como el content curator o el community manager , ¿son todos necesarios?

-En las empresas grandes esos perfiles tienen un nivel de actividad que los hace necesarios. En las pymes, muchas veces la persona que llevaba la relación con el cliente o las ventas ahora además es el community manager. ¿Necesitamos un content curator? Pues depende. Si la pyme se da cuenta de que manteniendo un repositorio de contenidos puede vender más lo fichará. Los recursos son escasos y no pueden emprender muchas aventuras a lo loco contratando a gente con nombres rimbombantes.

-¿Están respondiendo las universidades a estos requisitos de formación?

-La educación es el reto mayor que tenemos ahora mismo como sociedad. En general, los métodos de hoy siguen siendo parecidos a los de hace casi 100 años. Un señor va a clase y lee unos apuntes. No tiene sentido. Es cierto que cualquier chaval que sale de la universidad hoy en día ya maneja las redes sociales y las analíticas casi de serie. Pero estos perfiles van tomando cada vez más sentido y aunque hay universidades que empiezan a sacar cátedras o asignaturas en las carreras de toda la vida orientadas al big data y este tipo de temas, en general, falta mucho todavía para adaptar la enseñanza.

-¿Dónde están las empresas españolas respecto al resto de Europa en adaptación digital?

-Vamos como la canción, despacito. El problema es que en la mayor parte de empresas grandes las decisiones no se toman en España. Hay mucha subsidiaria y no tanta empresa propia. Y en pymes siempre se va más lento porque tienen que ver el valor antes de adoptar nada. Hay países que se han convertido en refugio de las empresas fuertemente tecnológicas como Irlanda, gracias a sus impuesto bajos, y que son disruptivas. Aquí casi casi las echamos.

-Un estudio de la Universidad de Navarra constata que la credibilidad de los periódicos crece frente a las redes, ¿estar ahí conlleva un riesgo para las empresas?

-Ahora mismo existe un cierto problema con las fake news, pero la duda de si hay que estar o no se resolvió hace tiempo. La cuestión es cómo estar y qué debes tener. Hemos pasado del simple catálogo de productos a una época en la que parece cada vez más importante crear contenido e indexarlo bien.

-¿No existe el peligro de añadir cualquier contenido solo para que atraiga visitas?

-Las empresas en general no hacen tonterías. Hablan de su industria e intentan que la gente vea por qué están bien situadas. Si no estás en las redes y alguien habla de tus productos la conversación sucederá sin ti. Ahora bien, debes estar con una persona con dos dedos de frente. Si nadie habla de ti es que eres irrelevante.

-Tilda de mito la idea de que si tuiteas no vives.

-Solo lo cree el que no ha tuiteado en su vida. ¿No puedes sacar 2 minutos para algo que puede ser positivo para tu empresa?

-¿En qué redes hay que estar?

-Ahora mismo Linkedin se ha vuelto imprescindible.