Las referencias a la existencia de la calle Santa Catalina son antiguas, puesto que el Libro del Consistorio de A Coruña del año 1528 refleja el empedramiento de esa vía, que formaba parte del arrabal de la Pescadería. La invasión inglesa del año 1589 arrasó esta parte de la ciudad, en la que se asentaban las gentes del mar y numerosos comerciantes, que habían conseguido desbancar a la Ciudad Vieja como la zona más próspera de la urbe. En esta calle se ubicó en 1574 la llamada Casa de la Inquisición, que se encontraba en la esquina con la Travesía de Santa Catalina. El organismo responsable de velar por la integridad moral y religiosa desempeñó aquí su labor hasta su desaparición en el siglo XIX, aunque el edificio se conservó hasta los primeros años del siglo XX. La Inquisición Especial de Galicia se instaló en A Coruña por ser ésta una ciudad portuaria, ya que se temía la entrada de libros protestantes y herejes por vía marítima en un tiempo en el que el puerto coruñés era un lugar de paso de viajeros de toda Europa. Con el paso del tiempo y el crecimiento de la ciudad, Santa Catalina se convirtió en una de las calles principales del centro de A Coruña. En 1830 se instaló aquí el lugar desde el que partían las diligencias que se dirigían a Santiago de Compostela. Su ubicación entre San Andrés y los Cantones favoreció la apertura de numerosos comercios, como el popular El Barato Mercantil, dedicado a la venta de telas, que desarrolló su actividad desde finales del siglo XIX hasta este mismo año. La calle dio nombre a unos de los personajes peculiares del verano coruñés: las llamadas catalinas. Estas mujeres residían habitualmente en localidades del interior y acudían a la ciudad durante el estío para tomar baños de mar por prescripción médica, por supuesto completamente vestidas para no atentar contra la moral pública. La mayoría de ellas se alojaban en las numerosas pensiones existentes en la calle Santa Catalina, por lo que fueron conocidas con esta denominación. La construcción del edificio del Banco Pastor en 1930 fue un anticipo de lo que le esperaba a la calle, hoy enclavada en pleno corazón financiero y comercial de la ciudad, lo que la hace ser una de las más transitadas del casco urbano. J. M. Gutiérrez