Las palabras se desean, se buscan, y a veces celebran gozosos ayuntamientos:
Permanecía tendido en espera de ser atendido. La chica achica balones en el área chica. Estaba tentado de perpetrar un atentado.
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La vida consiste en preguntarse en qué consiste la muerte.
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Cuando ya no quede dinero, nadie contará.
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Mi rutina ya no siente nada por mí.
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El mundo pronto estará de parto, pero no tenemos la ecografía.
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Me preocupa mucho la Humanidad: corre el peligro de convertirse en lo que es.
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Mi querida Extraña, esta Extraña mía, esta Extraña nuestra...
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- Otra noche perdida…
- La noche nunca se pierde: siempre encuentra la luz del día.
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Hay dos tipos de acomplejados: los que se esconden y los que llegan a siniestros cabecillas.