Sólo el mar me permite mirarte a los ojos porque ¿quién eres tú?: sólo el mar.
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¿Qué pasaría si el mes no llegase a fin de mes?
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Nada es más fiel a una lágrima que otra lágrima.
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No hay nada más esperanzador que un bostezo.
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El viejo árbol frutal preñado por los cuatro costados, rezumando verdad, ruega en silencio que alguien le escuche.
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- ¿Y si los caprichos fuesen trascendentes?
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Cuando no se hablan sus conversaciones encallan.
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Sigo metiendo muebles en mi cerebro, pero ahora ya no se tienen en pie ni ocupan espacio alguno: el fuego los consume enseguida. Es un fenómeno que se denomina “amueblar por amueblar”.
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Quien se dispone a tirarte por la escalera te invitará a pasar primero.