"Me satisface que hayan pintado la estatua del Che Guevara, pero me gustaría más que la echasen abajo". Así de contundente se muestra uno de los vecinos de Oleiros, exiliado cubano, a la hora de valorar el acto vandálico contra el busto que rinde homenaje al líder guerrillero en la rotonda de Nirvana, instalado por el Gobierno local de Alternativa dos Veciños.

Los exiliados de la isla aplauden las pintadas con las que amaneció la escultura el pasado miércoles, cuatro manchas de pintura rojas y amarillas, aunque aseguran no tener "ni idea" de quién puede ser el autor, y manifiestan que era un hecho "totalmente predecible", debido a la manera con la que se desarrolló este proyecto. Consideran que el alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, ha actuado de una forma "totalmente antidemocrática y nada clara", lo que ha molestado tanto a ciudadanos como a partidos de la oposición. "Es lógico que la gente se revele contra este dictador", apuntan. "Las pintadas no son más que la muestra tangible del rechazo social hacia la imposición del alcalde", explica otro de los exiliados cubanos de Oleiros, que considera que el Gobierno local, debería convocar una consulta a políticos y a las bases sociales para que den su opinión con respecto a qué hacer con la estatua y, si finalmente, se vota a favor de ella, "nadie tendría nada que objetar porque se trataría de la opinión soberana del pueblo". El busto fue inaugurado el 28 de junio, un día después de una concentración en señal de protesta por su colocación.