Tiene cincuenta años y es la más joven entre las que desempeñan su oficio en la comarca. María Josefa Sánchez Quindimil es una de las pocas queixeiras que quedan en As Mariñas y ostenta el cargo de presidenta de una asociación que ha visto cómo se jubilaban la mayor parte de los miembros con los que nació en 1992. Ahora son doce.

María Josefa lamenta que no exista una nueva generación de queixeiras que las releve en su oficio, pero entiende perfectamente los motivos. "Es un trabajo sacrificado, que no puedes descuidar ni un solo día, no ganas lo suficiente como para mantenerte ni es un sueldo fijo a final de mes", relata.

La queixeira no puede faltar ni un día a su cita con las vacas. Tiene que alimentarlas y ordeñarlas. No hay posibilidad de tomarse unas vacaciones porque el ganado no responde bien a los cambios de las manos cuidadoras.

La elaboración artesanal del queso requiere que la leche cruda sea colada y cuajada inmediatamente después de ordeñar a las vacas. "Las fábricas llevan la leche de varios días, la pasteurizan y lo hacen todo junto", explica la presidenta de las queixeiras abegondesas. Ellas, en cambio, deben trabajar todos los días "ya sea domingo o tengas una boda".

Tradicionalmente, esta labor ha sido desempeñada por las mujeres en las granjas. El hombre trabajaba en el campo y ellas compatibilizaban las labores de la casa y el cuidado de los hijos con la producción de quesos para contribuir a la economía familiar. La realidad no ha cambiado mucho: María Josefa sólo conoce a un hombre que haga quesos de forma artesanal, que vive en Visantoña, en el municipio de Santiso.

Los días buenos pueden llegar a hacer seis quesos, pero el nivel de producción no está asegurado. Luego, a esperar de ocho a quince días para que consiga un estado adecuado de curación.

María Josefa vende sus quesos a través de un supermercado local con el que no tiene establecido un suministro estable porque no puede asegurar un número exacto de quesos a la semana. Pero sus quesos son conocidos en la comarca y se venden bien. "Es suave y un poco ácido", describe María Josefa. Los vecinos incluso se desplazan a su casa para llevarse un queso fresco.

A través del Grupo de Acción Local Terra das Mariñas, que gestiona los fondos europeos del Programa Proder II, intentaron buscar nuevas vías de distribución, pero la producción resultó escasa.

Para que este oficio resulte rentable y atractivo a las nuevas generaciones, María Josefa cree que solo existe una vía: crear cooperativas. Construir una granja y aglutinar en ella las vacas que tengan los asociados, para poder distribuir el trabajo entre todos y tener una producción mayor con menos costes, más seguridad económica y algún que otro día de vacaciones. En Lugo ya se ha desarrollado una experiencia similar que ha tenido éxito, cuenta.

Ahora, y gracias a Terra das Mariñas, disponen de una etiqueta común que identifica a los quesos de la comarca y garantiza su calidad. "Trabajaron mucho por nosotras, no estábamos acostumbradas a que nos trataran así", agradece María Josefa.

La asociación de queixeiras de Abegondo será mañana la protagonista de la feria mensual que se celebra en el municipio. "La gente, a lo mejor, guarda su producción de todo el mes para llevarla a la feria", indica la presidenta del colectivo, que acudirá a ella con alrededor de una decena de productos.

Las queixeiras aprovechan el día para reunirse y pasarlo bien, además de vender. El concurso de cata de quesos lo consideran un reconocimiento a su labor.