Si éste fuera el juego de los ocho errores sería difícil encontrar más de una diferencia entre las dos fotografías. A simple vista las infraviviendas para universitarios en fincas de A Zapateira y las que se ofertan para obreros en parcelas de Feáns sólo se diferencian en la cubierta.

Estos galpones tienen la misma disposición: cubículos en hilera en torno a una placita dentro de una finca en la que el propietario tiene su chalé. También tienen la misma estructura: son viviendas de muy poca altura, de menos de treinta metros cuadrados de superficie, con una puerta, una ventana grande y otra pequeña, todas acristaladas. La similitud llega incluso al color de la fachada: un tono entre teja con puerta y ventana en blanco. Y en los dos casos, en A Zapateira y Feáns, los dueños tratan de ocultarlas con altos muros perimetrales o arbustos.

En el caso de los chabolos para obreros de escasos recursos, entre ellos inmigrantes, que LA OPINIÓN descubrió en una finca en Feáns está constatado, según figura en la sentencia judicial que confirmó el derribo de estas construcciones ilegales, que fueron construidos por un albañil.

Muchas de las 150 infraviviendas descubiertas por la Universidad en fincas de A Zapateira también eran semejantes, aunque también existían otros dos modelos, uno de paredes blancas y otro de color amarillo. Pero la estructura básica es la misma. Esta situación parece indicar que algún pequeño constructor o algunos albañiles están ya especializados en este tipo de construcciones y son conocidos y reclamados por los propietarios de fincas con chalé.

"Es sorprendente comprobar que estos galpones en lugares distintos de la ciudad son exactamente iguales, el mismo tipo, la misma forma y disposición, hasta los colores. Esto significa que hay una parte de constructores de viviendas que ya tienen incorporado este modelo dentro de sus procesos constructivos", manifestó el vicerrector de Infraestructuras, Xosé Lois Martínez.

Este responsable subrayó que es "preocupante" esta "generalización" en todos los barrios de la ciudad de una forma de construir que se ha convertido ya en una "tipología arquitectónica patológica".

Este tipo de arquitectura propio se realiza para cubrir una demanda y el actual mercado no puede ofrecer una respuesta "ortodoxa" a los "segmentos sociales de un nivel de renta bajo", según Martínez.

El vicerrector recalcó que es importante haber descubierto que la utilización de infraviviendas no sólo afecta a los universitarios por la falta de plazas públicas, sino que se ha extendido ya "a otras capas sociales", como los obreros de reducido salario, debido al alto precio de la vivienda en toda la ciudad. Este fenómeno urbano además "distorsiona al alza el precio del alquiler", según Martínez.

Este arquitecto mostró su preocupación por la "difusión y generalización por el tejido urbano" de este fenómeno de las infraviviendas, "como un cáncer".