Un joven se sentó ayer en el banquillo de los acusados del Juzgado de Instrucción número 4 por haberse negado a bajar la música a pesar de las reiteradas advertencias que le hicieron dos agentes de la Policía Local de Oleiros que se presentaron en su domicilio después de recibir decenas de llamadas de vecinos que protestaban por el sonido.

Los agentes explicaron ayer en la vista oral que fueron incapaces de que el acusado entrara en razón y bajase la música. Les decía que estaba haciendo una fiesta en la que estaban participando unas treinta personas y que tenía derecho a poner las canciones todo lo alto que quisiese.

Según la declaración de los policías también les faltó al respeto y les dijo a sus amigos que volviesen a subir la música cuando regresó al domicilio, a pesar de que la patrulla todavía se encontraba frente al edificio. El propio imputado reconoció que les había recriminado que le mandasen bajar el volumen en vez de "hacer cosas más importantes". La representante del Ministerio público reclamó para el joven una pena de 180 euros por una falta de respeto y desobediencia a la autoridad.

La policía se mostró conforme con la pena solicitada y el joven, aunque defendió su postura de no querer bajar la música, dijo que aceptaba la condena propuesta, por lo que la magistrada le informó de que la sentencia sería condenatoria y que tendría que abonar lo solicitado por la fiscal.