No se encuentran en barrios de la periferia del municipio y no son de titularidad pública, como cabría suponer de acuerdo con el estereotipo, pero son los colegios coruñeses que reúnen en sus aulas un mayor número de alumnos inmigrantes, a una gran distancia además del resto de la oferta educativa existente en la ciudad.

La Grande Obra de Atocha cuenta este curso con 165 estudiantes de 29 nacionalidades diferentes, mientras que el Hogar de Santa Margarita acoge a 109 niños procedentes de 32 países, lo que convierte a ambos centros en un reflejo de la capacidad de integración de las escuelas, ya que los responsables de ambas instituciones aseguran que el alto porcentaje de alumnos llegados del exterior no ha causado hasta ahora ningún problema de convivencia.

Los niños llegados de la mayor parte de los países suramericanos son los más numerosos en ambos colegios, aunque los colombianos predominan en La Grande Obra y los argentinos en el Hogar. La crisis económica, que ha devuelto a sus naciones de procedencia a un importante contingente de inmigrantes, no se ha dejado sentir en este sentidos en estos dos colegios, ya que hace dos años su alumnado de origen extranjero era notablemente inferior y desde entonces no ha cesado de crecer.

"Ellos mismos se animan unos a otros a traer sus niños al colegio mediante el boca a boca", explica Celsa Boquete, directora de La Grande Obra, para explicar el elevado volumen de este tipo de alumnos en su centro. La responsable del colegio admite que la orientación católica de su enseñanza puede influir en que algunos inmigrantes lo elijan frente a otros, pero en el mismo porcentaje que en el caso de las familias españolas.

La proximidad del lugar de residencia es el factor que más tienen en cuenta las familias extranjeras que optan por matricular a sus hijos en este centro, ya que la mayoría residen en los barrios más cercanos, aunque la directora destaca que un grupo de alumnos proceden de la zona de la avenida de Finisterre. La disparidad de culturas, idiomas y costumbres que poseen estos niños no ha causado dificultades de convivencia en las aulas, según los responsables de los dos colegios, en los que ni sus compañeros ni el resto de las familias han expresado en ningún momento quejas por la abundancia de alumnos extranjeros.

El principal problema en ambos centros es la adaptación de los escolares foráneos a los dos idiomas oficiales en Galicia y al sistema educativo español, ya que muchos de los estudiantes llegan con unos conocimientos inferiores a los que se exigen en su curso.

"Esto exige un mayor esfuerzo tanto de los alumnos como de los profesores", explica Celsa Boquete, mientras que el director del Hogar de Santa Margarita, Alfonso García, pone de relieve el problema que supuso para este colegio la incorporación de alumnos chinos de muy corta edad que desconocían por completo el español.

Para los responsables del Hogar, su experiencia en la atención a estudiantes discapacitados y con problemas de adaptación, así como el amplio equipo humano dedicado a estas labores, animan a las autoridades educativas a enviarles los niños que cuentan con estas dificultades, ya que siempre son aceptados. Esta circunstancia es considerada como un factor que contribuye al aumento constante de su alumnado inmigrante, a lo que también se suma el hecho de que la única cuota que se cobra a las familias es de 17 euros al mes y siempre de modo voluntario, ya que los niños de este centro siempre han procedido de las clases sociales media y baja.

El número de estudiantes de origen extranjero desciende de modo drástico al llegar al Bachillerato, pero Celsa Boquete no cree que se deba a que este nivel educativo no esté subvencionado, sino porque los niños eligen previamente otras opciones, como los ciclos formativos de Formación Profesional. La directora de la Grande Obra destaca que los alumnos sin recursos que quieren cursar el Bachillerato pueden optar a las becas del Ministerio de Educación e incluso a ayudas del propio colegio.

"Nos excluyen de las ayudas públicas porque nos tildan de ricos, cuando en nuestro colectivo hay colegios con todo tipo de alumnado", señala Milagros Cervantes, la presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres de Centros Concertados de A Coruña. Esta organización presentó alegaciones al presupuesto municipal de este año con el fin de que el Ayuntamiento subvencione las actividades extraescolares y a las asociaciones de padres de estos colegios, al igual que hace con todos los públicos de la ciudad, aunque sus iniciativas fueron rechazadas.

Las APA de los centros concertados destacan que las familias a las que agrupan tienen también problemas para compatibilizar sus actividades laborales con los horarios escolares de sus hijos, lo que les obliga a hacer uso de los comedores de los colegios, aunque sin la posibilidad de recibir las ayudas que se conceden en los centros públicos.

Pero la federación no pretende que las subvenciones municipales se concedan a los colegios, sino a las personas que acrediten un determinado nivel de ingresos "con independencia de la titularidad del centro que hayan elegido" y destaca el hecho de que La Grande Obra de Atocha costee las actividades extraescolares de los estudiantes que no pueden sufragarlas, ya que se considera injusto con relación a los centros públicos

Las cifras de alumnos inmigrantes que poseen La Grande Obra y el Hogar de Santa Margarita son una muestra de la disparidad de situaciones que coexisten en el seno de los centros concertados, según los representantes de las familias, quienes niegan que estos colegios rechacen a los estudiantes extranjeros, ya que se trataría de una actuación ilegal. Este colectivo explica que sean sólo unos pocos centros concertados los que posean muchos alumnos inmigrantes porque en algunos se cobra a las familias el servicio de comedor, el transporte en autobús y las actividades extraescolares, aunque este hecho sirve a la federación de APA para insistir en su petición de que las ayudas se dirijan a los padres.