Convencidos de que las labores de rehabilitación, para ser auténticas, deben cuidar la esencia original de la obra, los arquitectos Juan Creus y Covadonga Carrasco, autores del proyecto del edificio de la Fundación Luis Seoane, apuestan por normativas flexibles que ayuden a revitalizar los barrios de la ciudad.

-¿Cuál debe ser el punto de partida en un proyecto de rehabilitación arquitectónica?

-En la rehabilitación, lo importante es saber qué es lo que vale la pena para ser aprovechado y qué parte no tiene tanto interés. Por eso, lo que solemos hacer es ver qué elementos interesantes tiene el sitio a rehabilitar y conservarlos; hay que descubrir detalles clave que, además de quedar bien, ayudan a recuperar el espíritu que tenía la obra en cuestión, algo que no debe perderse.

-¿Se trata entonces de darle un toque contemporáneo al pasado, pero sin perder su esencia?

-Exacto. Aunque conservemos lo más interesante también tenemos que ver la posibilidad que tiene de convertirse en un espacio contemporáneo. Nosotros nunca nos enfrentamos a una rehabilitación pensando en recuperar sólo el tema que había, analizamos qué posibilidades tiene para la modernidad.

-El proyecto de la Fundación Luis Seoane lleva sus nombres. ¿Cómo se pasa de un cuartel a una construcción como esta?

-Los muros de piedra del antiguo cuartel definían el espacio del lugar, y decidimos que eran lo importante; sin embargo, las fachadas no tenían nada interesante como para conservarlas. Así que mantuvimos los muros e innovamos con el resto.

-¿Podría decirse que, en sus proyectos, son fieles al espacio delimitado por los muros originales?

-Nosotros creemos que cualquier muro de piedra previamente construido es un elemento muy claro. Es muy difícil cargarte un muro de piedra, porque si está ahí es porque marca el espacio desde hace muchísimos años. Sin embargo luego hay añadidos, como cubiertas, que sí pueden modificarse; pero si cambias un muro, el proyecto también será diferente, no será rehabilitación, será una obra nueva.

-¿Y qué hay del entorno?

-A la hora de valorar cualquier elemento nos parece fundamental su relación con la ciudad, con el espacio público. Por ejemplo, esta fachada con el hueco y la ventana (en su estudio, ubicado en la Ciudad Vieja) era un elemento a conservar y, además, es muy interesante porque mantiene una fachada histórica junto a los edificios del resto de la calle (Tinajas). Estamos convencidos de que todos aquellos elementos que además conservan la ciudad, lo que era la esencia del espacio público, tienen más valor todavía. Hay que cuidar el lugar en el que vivimos.

-¿Consideran suficiente la rehabilitación que se lleva a cabo en A Coruña?

-Habría que rehabilitar casi toda la ciudad. Lo que está pasando es que se construye nuevo, en la periferia, y el interior de la ciudad está cada vez más vacío. Se ve cantidad de pisos vacíos en lugares como la Ciudad Vieja o el Ensanche, y es una pena porque son pisos estupendos en edificios también estupendos, pero entras y te cae el alma a los pies de cómo los tienen. Y lo mismo en Monte Alto, donde se han pasado con las alturas y no hay espacio entre las casas y, por tanto, tampoco luz. Antes de hacer nada nuevo deberían atender al corazón de la ciudad, que se está pudriendo.

-¿Por qué creen que no se hace?

-Además de por la propiedad de los inmuebles, que a veces complica muchos trámites, la gente no va a un sitio cuando no le es cómodo, y se construye fuera porque hay buenos accesos y proximidad a centros comerciales. Hubo un tiempo en el que se comenzó a potenciar la periferia, a darle más importancia, quedando abandonados muchos barrios de la ciudad. Y bueno, también es cierto que, muchas veces, las normativas de rehabilitación son ataduras que no te dejan ir más allá; hay casos en los que se podrían plantear soluciones que muchas veces te frena la legislación.

-¿Cómo sería la normativa ideal?

-No es sencillo, se trata de un problema que tiene la rehabilitación en general, porque con una normativa única pretenden actuar en barrios diferentes; cada barrio habría que afrontarlo con un proyecto conjunto, e independiente de otros barrios. Es necesario ir zona a zona viendo lo que hace falta y ser conscientes de que no se trata de rehabilitar simplemente edificios históricos o artísticos, también hay que ver el tejido existente en los barrios y no olvidar su esencia.