Los propietarios de los establecimientos hosteleros situados en la ronda de Outeiro a la altura de la avenida de Finisterre denuncian el incremento de peleas en la zona. Los afectados aseguran que el barrio se ha convertido en un lugar de reunión para personas con escasos recursos económicos y con problemas de inserción social. "Los más perjudicados somos los hosteleros porque hacen ruido y a veces se pelean delante de nuestros locales y los clientes que tenemos se van a otros sitios", asegura Inés Arboleya, la propietaria de uno de los establecimientos de la zona.

La mujer se lamenta de que los vecinos culpen a los dueños de los bares del aumento de la inseguridad. "Por ley tengo que servir a todo el que entre en mi local. Los viernes y los sábados entre las 06.00 y las 10.00 horas estoy en la puerta para que no haya ningún altercado, pero no puedo hacer nada. Unos te hacen caso y otros pasan", relata la afectada, quien indica que llamó varias veces a la policía.

Arboleya asegura que el apuñalamiento que sucedió en el barrio el miércoles pasado a primera hora de la mañana fue "un hecho casual" que podría suceder en cualquier otro sitio de la ciudad. La perjudicada subraya que ninguno de los establecimientos de la ronda de Outeiro funcionan como after hours. La dueña del local, además, puntualiza que no detectó un incremento de la delincuencia. "Lo que hay es mucho ruido porque los extranjeros están en la calle y se sientan en los portales. La mayoría no entra en los locales porque no tiene dinero. De vez en cuando hay alguna pelea", afirma.

El presidente de la Asociación de Vecinos del Agra do Orzán, Francisco Graña, recalca que desde hace tres años la zona es "insegura". El portavoz de la entidad vecinal cuenta que contactó con la Policía Nacional y que los agentes actúan en el barrio. "Estamos muy agradecidos a la policía porque está haciendo una buena labor. La policía a veces está camuflada, pero está por allí", afirma Graña al tiempo que destaca que los hosteleros no tienen nada que ver con el aumento de la delincuencia.

"Ellos tienen la culpa de la gente que pasa por allí. La culpa la tienen quienes cometen los delitos. A veces se cree que son inmigrantes y se les culpa, pero la mayoría es gente de aquí. Las peleas entre ellos son continuas", asegura el representante de los residentes en el barrio.

Uno de los responsables de la ONG Ecodesarrollo Gaia, Guillermo Fernández Obanza, admite que de vez en cuando hay "algún pequeño conflicto", pero opina que carecen de trascendencia. "No he visto ninguna pelea en los últimos años. No hay inseguridad de ninguna índole, son hechos aislados que no tienen ninguna significación porque nunca ocurrió nada. Hay en otras zonas de la ciudad donde existen muchos más actos vandálicos. Que de vez en cuando haya un pequeño conflicto no es para estigmatizar la zona", destaca el miembro de la organización que trabaja con inmigrantes y tiene su sede en el barrio.

Vecinos y hosteleros de la zona de la ronda de Outeiro situada a la altura de la avenida de Finisterre están de acuerdo en que incrementó el número de peleas que se producen. El representante de los residentes, Francisco Graña, apoya a los propietarios de los establecimientos, quienes insisten en que los bares no funcionan como after hours y en que sus locales no son los culpables de las trifulcas. Algunos de los vecinos del barrio, sin embargo, consideran que los horarios de los establecimientos provocan que algunos de los implicados en las peleas acudan al barrio a hacer ruido y a consumir alcohol.