Una mañana y mucha paciencia. A la vista del tiempo y la salud mental empleados para conseguir cambiar las tarjetas provisionales del autobús urbano, la tarjeta Millennium es, hoy por hoy, un bien cotizado. Desorganización, retrasos y falta de sensibilidad eran algunas de las críticas de los que tuvieron que echar horas en la estación de autobuses. Protestan, además, porque ni en el Ayuntamiento ni en el Fórum Metropolitano les atienden para eso. Ante el caos de las últimas mañanas, el Concello emitió ayer un comunicado en el que anunciaba que abrirá las ventanillas por las tardes, además de echar mano de uno de sus clásicos para justificar la mala organización: la culpa es del anterior Gobierno local.

En septiembre se agotaron las Millennium y el Concello buscó una solución temporal facilitando tarjetas de transporte metropolitano. En las ventanillas informaron de que era cosa de quince días o un mes pero hasta diciembre no se empezó a llamar a los vecinos. El horario de atención comienza las ocho de la mañana y ayer la máquina que expide números se retiró a las once. El último de la lista que tuvo suerte fue el 137. A las doce y media de la mañana no habían pasado de atender al número 30. Con las piernas cansadas, telarañas en la ropa y el periódico releído por cuarta vez, surgieron amores y odios. El amor de la soledad compartida y los odios de esa especie de recelosos que habita toda cola que se precie.

Hasta se vivió algún momento de tensión. Se oyeron los gritos de dos personas que en el Facebook se hubiesen merecido un grupo del tipo señoras que meten codos en las colas para adelantar su turno como si no hubiese un mañana. Los mayores problemas se originaron cuando se mezcló en una misma cola la gente con número y sin número que, sin preguntar al respecto, pretendían ser atendidos por delante de los esforzados madrugadores. Todo, ante la coordinación de un hombre con una triple encomienda: responsable de seguridad, informador improvisado y santo Job.

Las dudas también estaban entre los desempleados que formaban parte de las colas. Las tarjetas metropolitanas no incluían, durante el tiempo que fueron usadas, la rebaja por estar dado de alta en el Inem que sí tiene el bono social de la Millennium. En principio, se les prometió que, una vez cambiada la tarjeta, se les abonaría la diferencia pero tampoco tenían muy claro que eso fuese a pasar y cuáles son los trámites para conseguir el reembolso comprometido. Veían también las colas con preocupación puesto que el certificado que le expiden en las oficinas de empleo para avalar su condición de personas sin trabajo solo tiene una validez de 24 horas.

Tras la mañana de locos, el departamento de Movilidad del Concello decidió que, hasta el día 20, las oficinas permanecerán abiertas en horario de tarde (de 16.30 a 20.00). "El Ayuntamiento ha tomado esta decisión con le objetivo de agilizar el cambio de tarjeta provisional de Transporte Metropolitano de Galicia a la Millennium y para que las personas que no puedan acudir a la estación de autobuses en horario de mañana lo puedan hacer por la tarde", explicaron en una nota.

Para el Ejecutivo local, la falta de organización vivida estos días es culpa de "la falta de previsión de los anteriores responsables municipales". Las tarjetas se agotaron sin encargar otra partida hasta septiembre y el Gobierno articuló este mecanismo provisional. Las consecuencias se ven ahora en forma de colas. El área de Movilidad destaca que su personal atendió durante el mes de diciembre un total de 4.551 personas y que sustituye una media diaria de 125 tarjetas.