Los vecinos del edificio número 31 de la calle Calvo Sotelo, en el barrio de Riazor, fueron desalojados ayer a mediodía como medida de precaución tras la rotura de la pluma de una grúa de unos treinta metros de altura que se empleaba en la construcción de un grupo de inmuebles, uno de los cuales sufrió daños en la fachada al golpear contra ella la parte de la máquina que se partió. Pese a que en ese momento se hallaban en la obra unos 35 trabajadores, ninguno de ellos resultó lesionado, aunque todos ellos salieron de inmediato del radio de posible caída de la grúa tras la rotura de la pluma, que generó un gran ruido que alarmó a los vecinos de la zona.

Masar, la empresa promotora de las obras en las que se utilizaba la grúa, explicó que esta había sido revisada de forma exhaustiva el pasado día 20 por técnicos de Talleres Hércules, a la que pertenece, y que, además, el peso que levantaba en el momento del siniestro era una parrilla de hierros con un peso inferior a los 1.000 kilos, por lo que considera que los hechos tienen una "difícil explicación". La grúa permanecía instalada en el lugar desde 2008 y se utilizaba por la constructora Loureda -contratada para levantar la estructura de los edificios en construcción en este lugar- para desplazar cargas mucho más pesadas que la que supuestamente motivó la rotura de la pluma, que ni siquiera llegó a girar tras haber izado los materiales, según destacó la compañía.

La observación realizada por la inmobiliaria hace suponer que primero se rompió un tirante de la grúa y posteriormente la pluma, que golpeó la fachada de las tres primeras plantas de uno de los inmuebles aún en obras, donde rompió un dintel, varias ventanas y el revestimiento de la fachada, daños que Masar evaluó como de escasa cuantía. Ayuntamiento y Xunta iniciarán una investigación para intentar conocer las causas del accidente y determinar a cuál de las dos administraciones le compete su tramitación.

La Policía Local acudió al lugar y ordenó el desalojo del inmueble de la calle Calvo Sotelo hacia el que quedó doblado el eje de la grúa, en el que además de viviendas se encuentra la academia Nebrija, cuyos alumnos también fueron evacuados ante el riesgo que suponía la caída del contrapeso de la maquinaria. Otro centro educativo situado en las inmediaciones, el de los Franciscanos, también fue evacuado, aunque en este caso por iniciativa de los docentes, ya que desde las propias aulas podía verse la grúa y la inclinación que mostraba hacia el edificio que ocupaban.

Dos grúas móviles de la compañía Eiriz acudieron a la obra para sujetar la estructura dañada y evitar que se desplomase, tras lo que iniciaron los trabajos de desmontaje, que concluyeron a las 17.00 horas. Personal de los bomberos, de Protección Civil y de la Cruz Roja intervinieron también en esta operación para colaborar en esta actuación, en la que también estuvo presente el concejal de Seguridad, Julio Flores, quien se reunió con los vecinos desalojados para conocer sus necesidades. La existencia de tres personas en el edificio con problemas de movilidad hizo que el Gobierno local decidiese enviarles a un centro de día durante el tiempo que fue necesario que estuviesen fuera de sus domicilios, tras lo que se permitió su regreso.