Los alcaldes de los ayuntamientos que forman la Mancomunidad -A Coruña, Arteixo, Bergondo, Betanzos, Cambre, Carral, Culleredo, Oleiros y Sada- decidieron ayer en pleno la disolución de la entidad por su falta de operatividad y apostaron por crear alianzas puntuales entre los municipios cada vez que necesiten gestionar conjuntamente algún servicio.

No hubo votos en contra de esta decisión, pero sí tres abstenciones las de los concellos de Culleredo, Bergondo y Betanzos, todos gobernados por regidores del PSOE. En realidad fueron cuatro los votos de abstención contabilizados ya que Culleredo cuenta con dos representantes en el pleno. El alcalde cullerdense, Julio Sacristán, explicó ayer que las abstenciones socialistas no habían respondido a ninguna estrategia de partido, sino al sentir general de los regidores.

La hoja de ruta, a partir de ahora, según los votos de la mayoría, será que los alcaldes lleguen a acuerdos como lo han hecho ya con la gestión de la depuradora y con la ordenanza de los vertidos. La idea es trabajar como se está haciendo ya en el seno del Consorcio As Mariñas. "Hay un mejor amanecer para el futuro del área metropolitana", dijo ayer el alcalde, Carlos Negreira, que apuesta por el diálogo, la cooperación y por que todos los regidores vayan en el misma dirección para lograr acuerdos que les permita unificar servicios.

Sacristán, sin embargo, presentó en el pleno una alternativa a la disolución de la Mancomunidad. Propuso a los alcaldes que dejasen la entidad tal y como estaba, aunque no fuese de demasiada utilidad, hasta haber diseñado un nuevo órgano supramunicipal que les uniese a todos. Sacristán se escuda en que el mantenimiento de la Mancomunidad no cuesta nada a sus integrantes y que podría ser útil si, en unos meses, y tal y como piden la Diputación y la Xunta, necesitan unir sus intereses para gestionar servicios. "Crear un nuevo órgano es mucho más caro, aquí ya lo tenemos todo (en referencia a que los plenos se desarrollan en María Pita y a que los puestos están designados)", explicó Sacristán.

En este planteamiento hay un problema que, según el alcalde de Culleredo, tendría fácil solución si todos los alcaldes estuviesen dispuestos a votar a favor: la inclusión de Abegondo en la Mancomunidad, porque este Ayuntamiento no quiso formar parte de la entidad cuando se fundó hace ya casi treinta años. "Los órganos dependen de quien está en ellos. Propongo que se mantenga hasta que haya algo que lo sustituya por si tenemos que mancomunar algo. Depende de nosotros darle utilidad", dijo Sacristán.

No opinaron lo mismo los alcaldes no socialistas, que votaron a favor de la disolución, y que están de acuerdo con la solución propuesta por el presidente de la ya moribunda Mancomunidad, Carlos Negreira, la de ir alcanzado acuerdos puntuales. No fue Sacristán el único que levantó la mano en el pleno de ayer, el alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, también quiso intervenir, aunque con un fin bastante diferente, el de dar el sí a la liquidación del organismo.

García Seoane recordó a los alcaldes de la comarca que la deuda que habían contraído con su Concello-y que asciende a unos 600.000 euros- todavía no se había saldado. "Oleiros no persigue que le paguen pasado mañana por la encomienda de gestión de la Mancomunidad, pero sí que se le reconozca la deuda", explicó ayer García Seoane, que tildó de "fraude" los casi treinta años de vida de la entidad, ya que considera que solo se reunía cuando lo requería el alcalde de turno de A Coruña.

El regidor de Oleiros criticó ayer que todos los concellos habían tenido que colaborar con el de A Coruña cuando se desplomó el vertedero de Bens y que "todos tuvieron que pagar una parte" del parque.

Para Negreira, que se haya dado el primer paso para la disolución es una muestra de la "buena voluntad" de los alcaldes de enfrentarse a la realidad lejos del paraguas de la Mancomunidad. "Se trata de un vehículo de treinta años bastante contaminado, lleva tiempo sin usarse y sin valer. Si lo mantuviésemos arrastraríamos todas sus connotaciones negativas. Poner fin a esto y abrir nuevos caminos parece más procedente", explicó ayer el alcalde de A Coruña, tras el acuerdo. Esta decisión tendrá que ir ahora a los plenos de cada uno de los concellos integrantes de la Mancomunidad, que son ahora los miembros de la Comisión Liquidadora de la entidad. Sacristán anunció ayer que su posición en Culleredo sería la misma que la que había sostenido en María Pita, la de abstenerse.

El procedimiento exige que los plenos de los ayuntamientos aprueben por mayoría la disolución de la Mancomunidad, en caso de que no lo hiciesen, existe la posibilidad de que los ayuntamientos afines al organismo sigan en él y que los demás se escindan, aunque en A Coruña no creen que se llegue a esa situación.

"Hemos dado un paso más, en clave positiva. Eliminamos un órgano que no tiene sentido, que estaba ahí desde hace treinta años pero que no ha dado frutos positivos y que no integraba a todos los ayuntamientos que tienen que estar. Es evidente que hay voluntad de diálogo entre todos. Hay ganas de llegar a acuerdos que beneficien a los ciudadanos en vez de enmarañarse en estructuras administrativas. Tenemos que ir dando pasos en acuerdos puntuales y no perdernos en cuestiones de poder", explicó ayer Negreira, que se marca como objetivos para los próximos acuerdos la promoción turística, la económica y la movilidad.

Sin cuentas desde 2009

Disolver la Mancomunidad estaba ya en los planes del anterior Gobierno local o, al menos, eso fue lo que alegó cuando el Tribunal de Cuentas, en marzo del año pasado, instó al entonces presidente del ente, el exalcalde Javier Losada, a que presentase las cuentas de 2009 del órgano.

La respuesta de la Mancomunidad, según explicó ayer Negreira en el pleno, fue que la disolución estaba ya en su hoja de ruta. Para Santiso, esa actuación no tuvo sentido, ya que cree que las cuentas de la Mancomunidad eran "muy fáciles de hacer porque no había habido ningún gasto".

La portavoz del PSOE en María Pita, Mar Barcón, aseguró ayer que estaba de acuerdo con la disolución de la Mancomunidad pero lamentó, sin embargo, que el alcalde, Carlos Negreira, no hubiese explicado cuál es el proyecto que tiene para el área metropolitana.

Reunión insólita y extremaunción

Los alcaldes de la comarca, excepto el de Abegondo, se reúnen por primera vez en doce años en un pleno supramunicipal

Fue raro, pero tuvo su gracia. Por primera vez en doce años, los alcaldes de la comarca -a excepción de los que no forman parte de la Mancomunidad como Abegondo- se reunieron en el salón de plenos de María Pita para discutir la disolución del órgano supramunicipal.

Son muy pocas las ocasiones en las que todos los alcaldes se unen, aunque sea alrededor de una mesa metafórica, y se ven las caras y se saludan y llegan a acuerdos y lo hacen sin unas puertas que los encierren y con la libertad de que sus opiniones dispares puedan ser escuchadas por el público.

El modus operandi de los alcaldes, sobre todo de los que no comparten siglas, antes de llegar a algún acuerdo que merezca ser retratado en una gran fotografía de todos juntos, es el de tener reuniones privadas, el de comunicarse a través del teléfono e incluso por escrito. Por eso resultó ayer más que llamativo ver a los regidores de A Coruña, Arteixo, Bergondo, Betanzos, Cambre, Carral, Culleredo, Oleiros y Sada sentados en los escaños de María Pita, discutiendo en público sobre el futuro de la Mancomunidad, sobre cómo creían que debería ser el futuro de los ayuntamientos.

El alcalde de A Coruña, Carlos Negreira, ejerció de anfitrión, no en vano, la reunión se celebraba en su casa, en María Pita. El regidor estrechó manos, dio palmadas en la espalda e incluso le arregló la corbata a su homólogo en Carral, José Luis Fernández Mouriño.

Era la primera vez en doce años y quizá la última porque ayer lo que acordaron los alcaldes fue, como dijo el regidor de Oleiros, Ángel García Seoane, en el pleno, "darle la extremaunción" a la Mancomunidad. Murió con 29 años, aunque los que están en ella desde el principio, como García Seoane, aseguran que no funcionó todo el tiempo que estuvo operativa.