Con la parcela del parque ofimático ya entregada por parte de la Xunta, el presidente de la cooperativa A Carnocha, Francisco Candamio, explica cómo han pasado los últimos años los 25 propietarios de la sociedad. Intranquilidad, nervios, pero satisfacción final por haber conseguido el objetivo.

-¿Cómo se animaron a formar una cooperativa?

-La idea se me ocurrió a mí y al actual secretario de la cooperativa, también compañero de la Policía Local. Sabíamos que había necesidad de vivienda por parte de los compañeros. Nos pusimos manos a la obra y, después, surgió el tema del parque ofimático.

-Entonces, su idea no surgió de la venta de solares.

-Fue previo, ya teníamos la idea. Habíamos estudiado el tema de la vivienda de protección, sabíamos que no se hacía desde hacía tiempo en régimen de cooperativa. Cuando surgió el tema del parque ofimático empezamos a hablarlo con varios compañeros y surgió ahí un grupo de seis para analizar la idea y madurarla bien. Después lo abrimos a todos, hicimos una lista para que se apuntaran los compañeros interesados. Y a partir de ahí empezó todo a andar.

-¿Cómo fueron los primeros trámites de cooperativa?

-Con muchísima ilusión. La idea tuvo una gran aceptación, porque por parte de la Policía Nacional se habían hecho cooperativas, pero no como la nuestra, porque siempre compraban suelo privado. Esto era distinto. Nos metíamos en terreno desconocido, pero fuimos estudiando el tema, metiéndonos en el mundillo de la cooperativa. Teníamos mucho apoyo por parte de los compañeros.

-¿Cuál es el perfil del socio de esta cooperativa?

-Este tipo de vivienda requiere unas condiciones: no se puede tener una vivienda en propiedad, no puede pasar de unos ingresos máximos. Hay de todo un poco: gente joven, casada con hijos...

-Y todos esperando por una vivienda.

-Todos muy ilusionados por tener esa primera casa en propiedad. Con muchas ganas de empezar y de tenerla cuanto antes.

-Pero empiezan las trabas.

-Al principio todo parecía que iba perfecto. Presentamos nuestro proyecto, que fue el número uno. Hicimos el primer pago de la parcela, que fue la mitad. Y a partir de ahí, coincidiendo con las elecciones autonómicas y el cambio de gobierno, fue cuando empezaron a surgir todo tipo de trabas, como la de los antiguos propietarios de los terrenos. No se si por temas políticos o por lo que fuera, pero surgieron trabas de todo tipo,

-¿Cómo vivieron todo ese período de incertidumbre?

-Hubo un poco de intranquilidad, pero la verdad es que nosotros, en ese aspecto, no se si porque es una cooperativa de 25 socios o porque somos compañeros y convivíamos en el día a día, que los socios depositaron toda la confianza del mundo en nosotros. Tenemos que agradecerles muchísimo la confianza y la tranquilidad que tuvieron en todo momento.

-Y ustedes, ¿no dudaron?

-Teníamos la confianza de que terminara la cosa bien. Luchábamos para que imperara la lógica, que se nos adjudicara el terreno. Pero quedaba ese pequeño resquicio de que el tema no saliera.

-La espera coincide con la crisis, ¿cómo llevaron los cooperativistas los pagos de las cuotas?

-Tuvieron que hacer un esfuerzo muy grande para poder hacer los ingresos.

-¿Cómo están ahora, que ya tienen la parcela?

-Contentísimos todos. Uno de los pasos más importantes está dado. Aquí influyeron muchos factores. No fue comprar un terreno a un particular y negociar con él y ya está. Compramos a una administración y había problemas entre administraciones. Nos vimos metidos en medio de una guerra entre administraciones, particulares... donde nosotros poco podíamos hacer. Yo creo que ahí salvamos un escollo muy grande y lo que viene ahora solo requiere trabajo, trabajo y trabajo.