No tiene la influencia de Mario Draghi en la Unión Europea o de Ben Bernanke en Estados Unidos, pero Jorge Fernández Vidal es, a su manera, responsable de un banco central. Este coruñés creó allá por 2005 The Hunger Aid and Development Foundation (Hadef), una fundación dedicada a acuñar monedas "inusuales" con una única aplicación: la compraventa de ellas mismas para obtener beneficios con los que impulsar programas de cooperación en comunidades tribules de África.

Desde hace ocho años, Jorge Fernández se sumerge en lo más profundo del continente africano en búsqueda de grupos a los que acuñar moneda. No para uso propio, pues muchos de ellos no conocen el concepto del dinero o ya tienen la moneda oficial del estado al que pertenecen. El objetivo es crear nuevas divisas para vender en un mercado internacional muy particular: el de los coleccionistas de moneda. "Hay gente que se dedica a reunir divisas de lo más inusuales, aunque no valgan directamente para hacer ningún tipo de transacción", explica.

La idea de comercializar este tipo de monedas llegó a su vida de casualidad. En un curso de inglés de verano en los Estados Unidos descubrió, con 18 años, cómo las reservas indias de Norteamérica acuñaban moneda propia. No como un desafío al dólar estadounidense, sino como una vía alternativa para obtener ingresos a través del mercado mundial de coleccionistas.

A partir de aquella experiencia, Jorge Fernández Vidal se ha convertido en el responsable de producir la moneda de 25 tribus africanas de países como Senegal, Gambia, Ghana y Guinea. "No sirven para hacer intercambios de bienes entre ellos. Más que nada son monedas souvenirs por las que hay gente dispuesta a pagar", explica Jorge Fernández.

La primera toma de contacto con estas tribus no fue sencilla. No es de extrañar teniendo en cuenta las circunstancias: un europeo se pone en contacto para acuñar algo en ocasiones desconocido y sin utilidad en estas comunidades. Sin embargo, el reino Biffeche, ubicado entre Mauritania y Senegal, vio una oportunidad de sacarle rendimiento económico a su condición de comunidad sin estado. "Había una particularidad y era que el rey vivía en los Estados Unidos. Eso ayudó a que las conversaciones fuesen más sencillas", explica.

Con todo, la tirada de estas monedas se adapta a las dimensiones de la demanda. "Nunca más de 5.000. Se adapta un poco a la demanda para que no haya muchas y pierdan valor", arguye. Los ingresos de su venta se invierten en proyectos para beneficio de las propias comunidades tribales, ya sean iniciativas para el desarrollo de la agricultura local o escuelas de educación primaria y secundaria. "Acuñamos la moneda y luego la propia comunidad decide qué es lo prioritario y en qué hay que invertir los beneficios", aclara.

La característica común a todas las tribus a las que Jorge Fernández acuña moneda es que todas tienen una cierta identidad y un cierto poder político. "Son comunidades con una cierta influencia. Los señores tribales tienen su poder en estos países y muchas veces ejercen como alcaldes o gobernadores regionales", matiza.

El principado de Sealand es un estado. No está reconocido oficialmente, pero lo es. Al menos para Paddy Roy Bates, un británico que decidió constituir su propio país en una plataforma marina, usada como fuerte naval en la II Guerra Mundial y construida por la Royal Navy en 1942, autonombrándose Su Alteza Real Príncipe Roy de Sealand. Molossia es una micronación fundada por Kevin Baugh en el desierto de Nevada. Su presidente se otorga la medalla de haber sido una de las primeras naciones en reconocer la independencia de Kosovo y una de las impulsoras de la Liga de Pequeñas Naciones. Con este tipo de pseudoestados también trabaja Jorge Fernández, en esta ocasión no a través de su fundación, sino de su empresa JFV Coins. Esta compañía, creada por el coruñés en 2003, se dedica a la producción y comercialización de divisas de estados ficticios o no reconocidos. Hoy, según explica en su página web, es el mayor productor y distribuidor de monedas inusuales del planeta. Su oferta va desde monedas de reservas indias con la cara de Toro Sentado a divisas de la isla Pabay.