La nueva ordenanza municipal de terrazas, presentada por el Gobierno local como la normativa del consenso y el diálogo tras aprobarla en solitario el pasado lunes en el pleno, suscita posturas hermanadas en hosteleros y vecinos que participan en este debate. Representantes de ambos colectivos analizan las repercusiones que tendrá para unos y otros, admiten que en general es beneficiosa para todos, aunque mejorable, y vuelcan su confianza en la comisión de seguimiento que en los próximos años vigilará el cumplimiento de la ordenanza.

F. González: Era necesaria una reglamentación nueva porque había cosas deshilachadas y poco precisas. Aunque ninguna normativa es perfecta, con la de ahora se ha progresado en beneficio de todos. Pensando en los vecinos, me parece bien que se hayan acortado los horarios de apertura. Claro que a los hosteleros nos gustaría estar más tiempo, sobre todo en algunas zonas, pero hay que tener en cuenta a los vecinos. Entiendo que la una de la madrugada, o incluso las doce y media, es una hora a la que mucha gente ya quiere descansar. Aunque pretendas como hostelero que no haya ruido, no controlas a tus clientes al cien por cien. Somos empresarios pero somos vecinos, como los conductores son también peatones. Pero como empresarios, lo que nos parece mal es que en una época de crisis como ésta tengamos que pagar unas tasas por las terrazas que antes no pagábamos, pese a estar reconocidas. A veces, como antes no había tasas, nos pasábamos un poco y en algunas zonas se ponían más sillas de las permitidas. Habría que postergar el pago de estas tasas. Entiendo que si pagamos, debemos autorregularnos de manera natural.

A. Dubra: Yo veo la ordenanza como un punto de equilibrio entre dos intereses muchas veces contrapuestos. No es perfecta, la prueba es la cantidad de alegaciones hechas por la Asociación de Hostelería. La normativa debe cubrir las expectativas de todos los sectores, los comerciales y los vecinos. Veo de todas formas que deja a estos sectores demasiado a expensas de la administración, pero creo que tiene que ser así, en cierto modo, cuando no haya acuerdo o sentido común y se produzca algún abuso. También diría que las terrazas son para el disfrute de los vecinos. Considero que es un avance muy importante que muchos locales que antes no podían tener legalmente terraza o tenderete en la puerta para poner vasos o ceniceros ahora sí lo puedan hacer. Eso beneficia a muchos antes perjudicados por las restricciones de la ley del tabaco.

F. López: Los vecinos también disfrutamos de las terrazas, cuando sale un rayo de sol nos gusta tomar algo en ellas. Es bueno mantener un horario claro y antes no se aplicaba, ciertos locales abusaban, había descontrol y desbarajuste. Eso ahora se intenta controlar. Lo único que puede perjudicar al vecino es el espacio destinado a los peatones, aunque en la norma hay una distancia marcada que se legislará según la calle. Con educación y civismo hay que respetar esa distancia, que creo que llega perfectamente en vías de tránsito moderado. Y además permite que locales que antes no podían disfrutar de las terrazas ahora puedan dar un servicio más, que con la que está cayendo, todo ayuda. Creo además que la normativa es un comienzo para ir más allá, no es una ley cerrada, se puede modificar. Si surgen problemas, se pueden solucionar.

A. Dubra: Estábamos mal acostumbrados. O bien acostumbrados, según se mire. Los hosteleros tenemos que pagar unas tasas, pero al menos podemos poner una terraza. En cierto modo es una contraprestación justa, y antes no pagábamos nada, lo que nos malacostumbraba. Unos dirán que es mucho, otros que es poco. A Coruña tiene vocación turística, es una ciudad de servicios que se fija en el visitante. Tener una hostelería cualificada y con facilidades para que progrese es muy importante para la economía de la ciudad. Y eso hay que armonizarlo con distintos intereses. Apoyar a la hostelería es apoyar a la ciudad.

F. López: Yo he leído la ordenanza como vecino y también como hostelero, porque lo soy. He compaginado ambas partes y pensado en situaciones como si quiero poner veinte mesas en una terraza pero me cabreo como vecino porque no tengo espacio suficiente para pasar el carrito del niño. En la balanza he buscado un equilibrio. Poner unas mesas ayudan mucho, te dan más clientela, hacen más visible el local...

A. Dubra: Es que sin eso algunos no sobrevivirían.

F. López: Y como vecino, pienso: paseo por Riego de Agua, una de las calles más bonita que hay, y veo que es una calle desaprovechada por no tener terrazas. Como vecino, repito, no me debería molestar pasear por allí, porque si se instalasen terrazas, habría espacio de sobra.

F. González: Ser vecino y hostelero es estar en la mejor situación, aportas impresiones desde las dos posturas. Yo creo que desde el punto de vista del diseño estético, A Coruña necesita precisar con mucho detalle el distinto tipo de mobiliario que necesitan los locales según la zona en la que va a estar situada la terraza. No puede ser la misma una en La Marina que otra en un sitio con viento o en calles estrechas. En un lugar conviene que sean acristaladas, en otro fijas, en otro adaptadas... Y no hay una reglamentación. Esta comisión de seguimiento que va a haber ahora tiene que valer para algo, debe hacer un estudio profundo del tema estético considerando aspectos arquitectónicos y climatológicos. Lo que se hizo en María Pita, por ejemplo, es un atentado. Eso fue un error de las autoridades en el estudio estético. Es que no se entiende, ahora no vas a quitarlo tras haber gastado tanto. Hay ciudades que tienen menos sol que nosotros y sus terrazas embellecen el entorno de los edificios. Eso es un plus para el barrio. A Coruña debe fijarse en múltiples ejemplos, como Santander, donde el diseño y la ubicación de terrazas son muy buenos.

A. Dubra: O París, que debe ser la ciudad que más terrazas tiene, por mucho frío que haga. Y de todos los estilos, con calefacción...

F. González: El diseño estético tiene que reglamentarse. Por el bien de todos.

A. Dubra: Veo un poco más problemático que en algunas zonas, y según la época del año, se permita a pubs y discotecas más ruidosas abrir la terraza hasta más tarde. En un local como Moon, por ejemplo, eso no molesta a nadie, es un sitio perfecto porque no tiene vecinos alrededor. Pero en Pirámide o Chaston no es viable, no se puede.

F. López: La ordenanza especifica en qué casos y zonas se puede instalar o ampliar el horario, y no puede ser en lugares saturados de ruido o próximos a ellos.

F. González: Tiene que primar el sentido común. ¿Por qué no va a poder abrirlas el Playa Club hasta las cuatro de la madrugada? No es cuestión de categorías dentro de la hostelería, es cuestión de situación, de si el ruido por tener una terraza molesta o no al vecino.

A. Dubra: De todas formas, como dice la ordenanza, son los técnicos los que decidirán. Y habrá que individualizar. Una normativa igual para todos los locales sería caótica, perjudicaría a unos que no podrían entrar en un patrón y a otros les daría más libertad. Debe estudiarse caso por caso. Y ahí es donde veo que la ordenanza supone un avance para los hosteleros. El criterio de los técnicos será el lógico, y al final te pueden retirar el permiso si incumples.

F. López: Los vecinos cuando se acuestan no quieren ruidos. Hay muchos locales tranquilos donde no considero que haya ruido excesivo que no permita dormir. Y creo que las dos, dos y media de la mañana, como máximo, no es muy tarde.

A. Dubra: El horario tiene que ser prudente pensando en el vecino. En la calle hablas, saludas, ríes... Ese ruido, aunque no intencionado, a veces es imprudente. Entiendo que moleste y por eso tiene que haber una limitación clara. A muchos hosteleros nos gustaría tener el horario de Madrid y abrir hasta las cuatro, pero estamos en A Coruña.

F. López: Pero también molesta el tráfico, el camión de la basura, no solo los clientes de las terrazas. Con esta ley, que es un punto de partida, debe analizarse cada zona, ver cómo es allí la situación de los vecinos y de los hosteleros, si hay armonía entre unos y otros o no. Si todo funciona, no se toca. Si en otra zona hay un problema, se mira, se busca una solución entre todos.

A. Dubra: Con esta comisión de seguimiento se van a solventar problemas y situaciones enfrentadas. De todas formas, a la hora de sancionar, puede ser tan grave el exceso de ruido como el ocupar con la terraza una calle que no deja pasar a una ambulancia o a un camión de bomberos. Creo que desgraciadamente nos volvemos cívicos cuando tenemos miedo a las sanciones. Por supuesto, quien incumple, que pague una sanción.

F. González: Está claro que el que legisla no puede hacerlo a gusto de todos. Hablaron con hosteleros y vecinos y al final hay que equilibrar y ceder. Hay una comisión, si algo está mal, que se pula. Lo que no puede haber, entiendo, es un exceso de celo por parte de las autoridades, llevar las cosas al cien por cien por el librillo. Y si es así, en que sea en el segundo paso, primero se da un aviso, una comunicación, no hay que llevar al que incumple a la Gestapo.

F. López: Hasta el 31 de diciembre de 2015 la comisión debería hacer una gran labor informativa, decir lo que es correcto o no, si se pueden tener más mesas u ocupar más espacio. Que informe, tutele y advierta. Pero que dé un tiempo de descontaminación producto de los vicios de no tener nada regulado antes, de la ausencia de normativa de terrazas, de estar acostumbrados a hacer lo que nos daba la gana.

F. González: Esta ordenanza, en definitiva, es un avance importante para el vecino por la reducción del horario para las terrazas, que hasta ahora era hasta el cierre del establecimiento. El hostelero tiene que adaptarse, le perjudica un poco pero es la regla del juego democrático. Habrá que pensar en uno y en otro, mi libertad llega hasta donde llega la del otro.

A. Dubra: Estoy de acuerdo, aunque entiendo que a la hostelería la beneficia más que le perjudica. Se le limita el horario, tiene que paga por las terrazas, pero puede instalarla y compensar los efectos demoledores de la ley del tabaco. Al final, si hay abusos, la administración podrá eliminar los permisos de forma justificada y por razones de interés público.

F. López: Para el hostelero la peseta, el céntimo de euro, es mucho, con la que cae. Le gustaría abrir más tiempo, pero así no se perjudica a los vecinos. Se ha escogido el camino del medio. ¿Cómo saldrá? Hasta que acabe 2015 hay tiempo para adecuar la ordenanza a los barrios, a las calles y a las zonas.

F. González: Nos quedan dos años y medio. El tiempo dirá.