El segundo concierto multitudinario del año en el Coliseum causó muchos menos problemas que el primero. En ambos se pusieron en práctica las nuevas medidas de seguridad para espectáculos de masas, pero los inconvenientes e incomodidades que existieron en abril para asistir a la actuación de Melendi no se repitieron el sábado pasado en la de Alejandro Sanz. No hubo colapsos en los accesos a las gradas y al coso ni largas colas ante las entradas y la actuación, por lo tanto, comenzó sin retraso, a la hora prevista.

El "éxito" no se debe solo a las medidas de prevención tomadas desde la desgracia del Madrid Arena en octubre del año pasado, sino también al comportamiento del público coruñés, reconoce el director de Área de Seguridad Ciudadana y Movilidad, Carlos García Touriñán. "El concierto de Alejandro Sanz fue mucho más tranquilo. Las entradas estaban numeradas y en el coso había tres sectores de asientos con precios diferentes. Cada uno sabía dónde tenía que sentarse, así que no hubo aglomeraciones ni prisas en la entrada", recuerda Touriñán.

El equipo de seguridad desplegado para este segundo gran espectáculo volvió a contar con un refuerzo de efectivos y fue el mismo que intervino en el de Melendi el pasado 13 de abril. En aquella ocasión los asistentes entraron en el recinto uno a uno y por accesos separados -unos para sentarse en la grada, otros para permanecer de pie en el coso- con el objetivo de evitar colapsos.

Las puertas se habían abierto una hora y media antes de que el cantante asturiano comenzase su actuación, que finalmente arrancó con más de media hora de retraso, a las once de la noche, porque los lectores ópticos de los porteros tuvieron que comprobar la autenticidad de todas las entradas. Unas 8.500 personas disfrutaron de aquel concierto. La capacidad del Coliseum se había reducido de 10.500 a 8.500 espectadores precisamente para evitar que entrase más gente de la permitida y pusiera en riesgo su seguridad.

El sábado pasado la apertura de accesos se produjo con una antelación mayor a la del anterior concierto, de dos horas, y la afluencia de público fue inferior, ya que rozó los 8.000 asistentes. "El mismo dispositivo de seguridad trabajó con mucha más tranquilidad. Pero no nos vamos a colgar la medalla porque la seguridad fue excelente, el público tuvo un gran comportamiento. Ojalá todos los conciertos fueran así", recalca García Touriñán.

Prueba de ello fue también el número de asistencias que requirió el público por algún tipo de percance. Ante Alejandro Sanz fueron atendidas por el equipo de emergencias solo siete personas, mientras que en el concierto de Melendi fueron 15, de las que tres tuvieron que ser trasladadas a centros sanitarios, una de ellas por intoxicación etílica. También como en abril la dotación de personal para asistencias fue superior a la habitual en prevención de incidencias graves.

La última actuación de Alejandro Sanz entusiasmó al público coruñés, pero al contrario que la de Melendi, los seguidores la vivieron con menos ajetreo en el coso y sin que se produjeran mareos, golpes o incidentes, lo que redujo la cantidad de asistencias.

El Coliseum acogerá durante este año cuatro espectáculos más a los que se espera que acuda un elevado número de personas, y en los que está previsto repetir el mismo dispositivo de seguridad. El próximo 6 de junio tocará el solista malagueño Pablo Alborán. El día 24 del mismo mes rinde visita la banda Fito y los Fitipaldis, aunque en un formato más reducido para 3.000 personas. El plato fuerte de la temporada se reserva para final de año, con la doble representación que el 25 y 26 de diciembre ofrecerá el Cirque du Soleil, el popular Circo del Sol.