La información está en constante movimiento, circulando por múltiples cauces y almacenándose en variadas fuentes: archivos municipales, registros médicos, medios de comunicación, portales de internet, contratos, cuentas corrientes? Quien maneja grandes volúmenes de información necesita ordenar todo ese caudal de datos o conocerlos bien, alimentarse de ellos para alcanzar un nivel superior de información. En este paso centra su trabajo un grupo de doce informáticos del Citic que desde 2006 desarrolla algoritmos que permiten a toda máquina que funcione con un software (ordenadores, móviles, tablets?) aprender a realizar funciones de acuerdo con toda la información contenida en los datos que reciben.

Los algoritmos son instrucciones o reglas bien definidas que permiten realizar actividades a través de pasos sucesivos hasta llegar a nuevas soluciones. "Con la explosión de datos disponibles en formato digital hasta hace relativamente poco, lo que se ha acuñado con el nombre de Big Data, los algoritmos de aprendizaje son cada vez más relevantes ante la imposibilidad de estudiar la información con las fórmulas más tradicionales", explica Bertha Guijarro, una de las responsables de proyectos de este grupo del centro de investigación coruñés.

"No se trata de una aplicación, sino de una capacidad aplicada a millones de cosas", añade. Ejemplos sencillos: los pagos efectuados con tarjeta en un supermercado, las compras hechas en una páginas web, la información médica de un paciente o los sensores que revelan información sobre coches y peatones en una ciudad son mecanismos digitalizados que abren la posibilidad de analizar datos registrados sobre gastos, hábitos de compra, dolencias o patrones de comportamiento urbano, respectivamente, para conocer perfiles de usuarios o costumbres de navegación en la Red, extraer nueva información y descubrir conocimientos. "Usando algoritmos de este estilo le damos más potencialidad a toda la información disponible", comenta Bertha Guijarro.

El grupo del Citic dedicado a aprendizaje computacional y Big Data -cuenta la investigadora- está ahora trabajando con un centro tecnológico de O Porriño, Aimen, dedicado a la industria del metal. Desarrolla métodos de aprendizaje para enseñar a una máquina a hacer el conformado de las piezas de los buques, sobre todo en los cascos. Este trabajo se ha hecho siempre de forma manual, con operarios y sopletes, por lo que un gran avance sería que un algoritmo estableciese la elaboración mecanizada de esa parte de la construcción.