El primer Picasso. A Coruña 2015 es una ventana abierta a la ciudad que el genio malagueño descubrió cuando llegó, en octubre de 1891. Entonces, en la calle Real había una costumbre, la de exponer obras de arte en los escaparates. Fue así como el pequeño Picasso, de diez años, se fue acostumbrando a ver obras cada vez que bajaba a la calle. La exposición que abre hoy sus puertas en el Museo de Belas Artes recorre estos tres años y medio de Picasso en la ciudad, sus primeros cuadros, sus trazos, las clases, su primera exposición, las tablillas y bocetos... La muestra está instalada en todo el edificio, desde el sótano hasta el segundo piso y se divide en once secciones.

-Contexto histórico. El primer piso del Museo de Belas Artes cuenta con paneles explicativos, documentos y obras de arte, aunque ninguna de Picasso. Los paneles recorren la historia de la ciudad desde 1891 hasta 1895, que fueron los años en los que el artista todavía en ciernes residió en la ciudad. Tenía diez años cuando llegó y trece cuando se fue. En este apartado, se exhiben creaciones de tres de los profesores de Picasso en la Escuela de Bellas Artes. De Antonio Amorós se pueden ver Italiana y Casas de campo; del coruñés Román Navarro, Autorretrato y Ángeles y, de Isidoro Brocos, un vaciado en escayola de su mano. Como testigo del paso de la familia Picasso por la ciudad hay también una fotografía de su hermana Lola, con el reverso en gallego escrito por ella, así como la solicitud del padre de Picasso al Ayuntamiento para colocar una cruz en la tumba de su hija Conchita.

-Formación académica. En el sótano del edificio están las obras del Picasso estudiante. Inició su formación en la Escuela de Bellas Artes en octubre de 1892, en el edificio Da Guarda. Los dos primeros cursos se matricula en Dibujo de figura y adorno y, en el de 1893-1894, en tres materias, Dibujo de figura (sección del yeso), Dibujo del antiguo (copia del yeso) y Pintura y copia del natural. Sus profesores eran su padre, José Ruiz Blasco, Román Navarro e Isidoro Brocos. En esta sección hay diez piezas realizadas por Picasso en A Coruña, como yesos del siglo XIX y láminas de aprendizaje de dibujo. Destacan en esta parte de la exposición sus primeros trazos inmortalizando a dos figuras que, más tarde, se convertirían en iconos de su pintura, los faunos y el hombre con cordero.

-Bestiario. El mundo de Picasso no se puede entender sin su relación con los animales. En esta parte de la exposición se reúnen tres dibujos taurinos -Escena de corrida, Corrida de toros y Picador y toreros- y dos sobre otras temáticas animales -Dos palomas y conejos, y Perros y monos jugando-. Todos estos dibujos fueron realizados en A Coruña y se exponen por primera vez en la ciudad. Clíper, el perro del artista es un retrato del primer can que tuvo Picasso en su vida, es un óleo y es una obra que supera en calidad a las demás expuestas en esta sección. La querencia de Picasso por los animales la hereda de su padre, es por ello por lo que hay también obra suya con los mismos protagonistas en esta parte de la exhibición. Si hay un animal picassiano por excelencia es la paloma y fue en A Coruña donde el artista malagueño empezó a dibujarlas. En total, hay nueve de estas aves en El primer Picasso.

-Cronista. Periódicos y caricaturas. La influencia de las revistas gráficas hicieron aflorar en Picasso el gusto por la ironía y la caricatura. Editó dos revistas durante su estancia en la ciudad, Azul y Blanco y La Coruña. Se conservan cinco ejemplares ilustrados con dibujos y textos manuscritos y la exposición cuenta con tres de ellos, dos de Azul y Blanco y otro de La Coruña. En estas ediciones habla de la actualidad coruñesa, de la sociedad que le rodea y lo hace con sentido del humor. Vinos el Rivero es la primera obra que se conoce de Picasso sobre cerámica. Es un óleo pintado sobre un plato en el que pinta a un cura con dos mujeres a la salida de los toros.

-Cuadernos. La evolución de la técnica de Picasso puede verse en las reproducciones de las libretas que se exponen en la primera planta. Durante toda su vida, Picasso dibujó en un total de 175 cuadernos y, en A Coruña, acabó dos. En la muestra se exhiben también copias de los dibujos más interesantes que el artista malagueño realizó en su época de estudiante en los libros de texto que usaba en el instituto. Este material es propiedad del Museu Picasso y, por cuestiones de conservación, nunca ha prestado estas piezas, aunque, eso sí, permitió reproducirlas.

-Paisaje. Recordaba el pasado martes la comisaria de la exposición, Malén Gual, que Picasso decía de sí mismo que no era un paisajista, aunque, durante su etapa de formación era un ejercicio frecuente. Fuera de clase, en tablillas, Picasso retrataba la ciudad. En la exposición se pueden ver óleos que inmortalizan la Torre de Hércules, la playa del Orzán y Santa Margarita, así como edificios como Casa de Campo y Casas de arrabal. Junto a estas obras de Picasso se exhiben también, en un diálogo pictórico, otros paisajes de pintores gallegos que realizan un trabajo similar, como Román Navarro o Alfredo Souto.

-Costumbrismo. En la calle Real se exponían, a finales del siglo XIX, obras de arte, por aquel entonces, el costumbrismo y la vida bucólica salía de los pinceles de autores como Ovidio Murguía, de la Xeración Doente. Inspirado por estos paseos, Picasso pintó Perfil de mujer gallega, Aldeanos y carro, Aldeanos gallegos, Tartana y Lavanderas. Gual asegura que Picasso conoció más el arte en la ciudad gracias a que, por su edad, pudo callejear solo y encontrarse con obras en escaparates y con paisajes espectaculares.

-Familia. En la primera planta del Museo de Belas Artes están también las obras que el artista malagueño hizo de su familia durante los tres años y medio que residió en la ciudad. Destaca un retrato de su padre, Don José Ruiz de perfil, un óleo de 1895 que se expone por primera vez al público, ya que pertenece a una colección particular, y dos retratos de su hermana Lola, el óleo Retrato de Lola con mantilla y A la escuela. En esta época, Picasso se enamoró de una niña, Ángeles Méndez Gil, escribía, como tantos otros a lo largo de los años, su nombre en los libros de texto e hizo un anagrama con las iniciales de los dos. Enero de 1895 llevó a la casa de los Picasso una mala noticia, la muerte de la pequeña Conchita, a consecuencia de la difteria. El artista, el mismo día del fallecimiento, pintó Responso por la muerte de Conchita. A pesar de no ser de su familia, el doctor Pérez Costales entra también en el círculo íntimo de Picasso, al convertirse en su primer mecenas. Los óleos Dos habitaciones y Alcoba dejan testimonio de la relación del hombre y el niño artista.

-Retrato. Gual sostiene que los mendigos y personajes populares que inmortalizó Picasso en sus retratos habían sido, probablemente, contratados por su padre para la asignatura de Pintura y copia del natural. En dos ocasiones llevó Picasso sus cuadros a los escaparates de la calle Real y, en las dos, cosechó buenas críticas de su obra. Cabeza de viejo vuelve ahora a ser visto en la ciudad después de haber estado tras aquel cristal de la céntrica vía. Retrato de anciano barbudo fue restaurado para esta exposición pero, entre todas las obras que el niño Picasso pintó en la ciudad hay una que es la que se considera su primera obra maestra: La muchacha de los pies descalzos.

-Fotografías. Cuenta Malén Gual que muchos de los dibujos y fotografías que Picasso hizo en A Coruña le acompañaron durante toda su vida y que estuvieron colgadas en las paredes de sus casas. Prueba de ellos son las instantáneas tomadas a lo largo de su vida dentro de sus domicilios.

-Morriña. A pesar de ser malagueño y de haber vivido después en Barcelona y París, Picasso nunca se olvidó de los tres años y medio que pasó en A Coruña y mantuvo siempre contacto con intelectuales gallegos, como los pintores Luís Seoane y Arturo Souto o los escritores Celso Emilio Ferreiro y Camilo José Cela. Le unía también una buena amistad al cantante Juan Pardo.