El terreno había sido un antiguo camino vecinal y era de propiedad municipal. Por eso el Ayuntamiento decidió vendérselo a una promotora en el año 2002 y cuatro años más tarde le concedió licencia para levantar un edificio. Pero cuesta trabajo creer que quien dio soporte legal a las dos operaciones hubiese estado alguna vez en la plaza del Almirante Romay, porque la parcela en la que ahora se levanta un inmueble de siete plantas de altura es en realidad un patio de manzana.

Piso a piso, el edificio va ocupando el estrecho hueco existente entre los inmuebles que lo rodean y por lo tanto dejando sin iluminación natural a las habitaciones de las viviendas que miran hacia este patio, que cuenta con tan solo siete metros de apertura hacia la plaza del Almirante Romay. Aunque las obras comenzaron en 2006, fueron paralizadas de inmediato por el pleito iniciado por el propietario de un terreno en este mismo lugar que fue ocupado de forma ilegal.

El conflicto concluyó en 2013 con la indemnización del Ayuntamiento a la empresa por haberle vendido suelo que en realidad no era suyo, lo que el Gobierno local trató de ocultar con el argumento de que el problema surgido fue la aparición de un colector en el subsuelo. Pero para entonces la promotora ya había desistido de construir allí y vendió la parcela a Abeconsa, que ha recibido una nueva licencia.

Al ver cómo se levantaba el inmueble de nuevo, los vecinos solicitaron al Gobierno local que paralizase la obra ante el perjuicio que estiman que supondrá para sus viviendas, no solo por la pérdida de luz e intimidad, sino por el peligro que según ellos habrá en caso de incendio. El concejal de Infraestructuras, Martín Fernández Prado, les recibió la semana pasada y les confirmó que la obra es completamente legal, aunque los afectados aseguran que los planos no coinciden con lo que la empresa ejecuta en la actualidad.

Según ellos, los documentos reflejan la existencia de recintos de 13 metros cuadrados con ventanas a los que se define como trasteros y que en su opinión serán habitaciones. A esto se une que uno de los huecos previstos entre los edificios es más reducido de lo diseñado, lo que les privará de más luz.