Cada sesión de investidura es un momento histórico. La de Carlos Negreira, hace cuatro años, fue la confirmación de la conquista de una ciudad históricamente resistente al Partido Popular. El pleno de hoy quedará escrito por la irrupción victoriosa de una propuesta debutante, Marea Atlántica, que llega con la promesa de cambio y de romper con la política tradicional. El primer desafío, gobernar para "todos los coruñeses y coruñesas, votasen lo que votasen", dice el casi alcalde, Xulio Ferreiro. El segundo, hacerlo con una minoría de diez ediles durante cuatro años, con el apoyo del PSOE y el BNG solo para que pueda recoger el bastón de mando pero con probables duras negociaciones a lo largo del mandato para dar luz verde asuntos claves como los presupuestos.

Ferreiro, con 40 años, tiene la misma edad que Domingos Merino cuando ocupó la cabeza de la primera Corporación y tres más que Francisco Vázquez en su primera victoria. Lidera una plataforma ciudadana a la que se sumaron fuerzas renunciando a sus siglas: Anova, Esquerda Unida, Podemos, Equo, Compromiso por Galicia y Espazo Ecosocialista. Una forma inédita de afrontar las elecciones que alcanzó un 31% de los apoyos, exactamente los mismos que el alcalde popular, Carlos Negreira, que perdió de forma estrepitosa su mayoría absoluta, dejándose cuatro ediles.

El fragmentado paisaje de la Corporación obliga a buscar apoyos a lo largo de toda la legislatura. Para la investidura, ya los tiene. El PSOE, con seis concejales y un 18% de votos, proclamó su apuesta por el cambio de manera temprana y el BNG, con una única edil, votó ayer en asamblea un "sí". Pero ninguno entrará en el Ejecutivo. Los nacionalistas prevén mantener un papel de control desde la "oposición" y los socialistas coruñeses, con los votos que necesita Marea para tener mayoría frente al PP, negocian con los de Ferreiro los primeros pasos del mandato, condicionados los de Mar Barcón por un contexto de pactos del PSOE gallego en ciudades y diputaciones.

Lo que es prácticamente seguro es que, durante los próximos cuatro años mudarán caras protagonistas del día de hoy. El regidor saliente, Carlos Negreira, se queda como líder de la oposición a instancias de las altas esferas partido cuando sus previsiones iniciales eran las de hacer la mudanza. Es temporal, confirmó el propio presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, a la espera de dos citas con las urnas vitales para una formación muy tocada por la derrota.

En el aire también el futuro de la portavoz del PSOE, Mar Barcón. Los socialistas se sienten fuertes y con capacidad de negociación como llave de gobierno pero detrás también tienen un mal resultado en el que se dejaron dos concejales con el peor resultado de su historia, que le dejan poco margen, si las circunstancias no cambian, para volver a ser candidata municipal en el año 2019. Fuentes socialistas la situaban en la Diputación o en la Cámara Baja o Alta, una posibilidad que, unos días después de las elecciones, ella negó.

Marea Atlántica entiende que los seis apoyos del PSdG y el voto del BNG "totalizan una mayoría absoluta clara de la Corporación" por ellos liderada "como dictaminaron las urnas". Los de Xulio Ferreiro garantizan que defenderán "un constante diálogo con los otros grupos municipales". Un día antes de su confirmación como nuevo Gobierno, se comprometen a "aplicar y defender la misma posición a favor del cambio y las políticas sociales, participativas y de transparencia", sea desde el Ejecutivo como desde las instituciones y organismos en los que le toque estar presente. Lo harán, afirman, ajustándose a cómo ha quedado compuesta la mayoría en cada una de esas instancias.

Advertencia del PSOE

Marea optó por no responder ayer al toque de atención que, en forma de comunicado enviado a los medios de comunicación, les hizo llegar la portavoz socialista, Mar Barcón. La veterana edil se manifestó molesta por anuncios y decisiones en asamblea de los de Xulio Ferreiro, como la estructura y competencias del Gobierno municipal, del que han decidido no formar parte.

"Este aval para el cambio de Gobierno municipal no supone en ningún caso que Xulio Ferreiro pueda nombrar gobierno antes de ser elegido alcalde ni imponer al PSOE, al resto de la Corporación y a la ciudad una organización municipal y una distribución de áreas que no ha sido previamente dialogada y pactada", reprocharon.

Barcón reitera que facilitar el cambio no significa "un cheque en blanco, sino una muestra de responsabilidad y un compromiso para velar por los intereses de la ciudad con un control sobre el gobierno". Espera el apoyo de Marea al PSOE en la Diputación coruñesa.