La tendencia cada vez más frecuente a confiar en el uso de materiales naturales y a aplicar medidas de eficiencia energética ha suscitado un aumento de la demanda de edificaciones, establecimientos y elementos de mobiliario urbano construidos con madera, cal, arcilla, paja o tierra, una modalidad conocida como bioconstrucción. Una de las entidades gallegas que más fomenta su desarrollo es Espiga, asociación sin ánimo de lucro que desde el mes pasado y hasta el 17 de octubre organiza, junto con Enxeñería Sen Fronteiras Galicia, unas jornadas sobre la bioconstrucción en la Escuela de Arquitectura de la Universidade da Coruña (UDC). La construcción de un banco con elementos naturales, bautizado como BanCOB, constituye el objeto de trabajo del taller práctico de estas jornadas.

Unas 30 personas participan en esta actividad, coordinada por la aparejadora Marta Salgado y el arquitecto Víctor González. Cuatro grupos de trabajo diseñaron hace dos fines de semana sus respectivos proyectos, y el modelo de banco finalmente escogido tiene forma de trisquel -motivo simbólico celta recurrente en casi todas las propuestas-, con tres brazos en arco que en línea abarcarían 10 metros de longitud y una altura máxima aproximada de un metro y 20 centímetros. Una de las ramas del banco, que tiene superficie continua destinada al asiento, carece de respaldo, mientras que en las otras dos los hay de distintas alturas.

La recuperación de materiales constructivos antiguos es uno de los pilares filosóficos de la bioconstrucción y se está poniendo en práctica en las jornadas de Espiga y Enxeñeiros Sen Fronteiras. "Para hacer el banco utilizamos tierra cruda moldeada o COB, por eso lo hemos llamado de esa manera, BanCOB. Tendrá una sobrecimentación de piedra y revestimientos de morteros de cal y estuco de cal. Es una técnica similar a la del adobe, bloques de barro elaborados con un molde del tamaño de un ladrillo, de uso común en casas en Inglaterra. Estos materiales no queman, como ocurre con el cemento", explica Víctor González.

La construcción del banco se está llevando a cabo en el campus universitario de Elviña, junto a una parada de bus próxima a la Escuela de Informática, y culminará en las próximas semanas. "De momento se hicieron los diseños y la maqueta final el primer fin de semana. En el segundo se replanteó en el suelo, se hizo una excavación, se sobrecimentó de piedra, se colocó la cama de COB y se instalaron listones de madera para jugar con el espesor de la tierra cruda y amoldar los respaldos que tendrá el banco", resume Marta Salgado. Una vez acabado el elemento será revestido y permanecerá en esta ubicación.

El COB es un material muy antiguo relegado por el uso de otros materiales de construcción industrial, pero su interés y utilización han renacido en los últimos años debido a sus propiedades medioambientalmente más responsables. La construcción con tierra cruda moldeada, cuya masa se obtiene sin tierra cribada ni estabilizantes, es sencilla y económica, lo que motivado su empleo en reformas y rehabilitaciones de viviendas unifamiliares. En Cataluña se localizan más que en otras comunidades; en Galicia hay alguna edificación privada en Monforte de Lemos y construcciones en Xinzo de Limia, como el Centro de Educación Ambiental de As Corcerizas.

La bioconstrucción recurre además a otros elementos como la paja de trigo, la arcilla, la madera y la cal para revestir estructuras, así como a fibras de corcho, algodón, celulosa o lana de oveja como materiales aislantes, apunta la presidente de la asociación Espiga, Carolina Martínez.