Un joven de 26 años fue condenado a cuatro años y medio de cárcel por atracar a punta de pistola el bar del padre de uno de sus amigos durante la madrugada del 24 de enero del año pasado. El sospechoso, según consta en la sentencia, había estado en el local de Os Mallos minutos antes del suceso con el hijo del dueño y con otros jóvenes, quienes lo dejaron en su casa cuando cerró. Los testigos relataron que esa noche el procesado había perdido en la máquina tragaperras más de 400 euros y que, cuando se le terminó el efectivo, pidió dinero "a todo el mundo". Después de que el hijo del propietario hiciese la caja, tanto él como otros amigos lo acompañaron a su vivienda.

El detenido, sin embargo, regresó al establecimiento armado con un cuchillo y con su rostro cubierto por un pañuelo y un gorro. En su interior estaba la mujer encargada de la limpieza, quien lo reconoció ante la policía "sin género de dudas", ya que lo había visto en el local minutos antes y dejó al descubierto "parte de su nariz y sus ojos". En cuanto entró, le colocó en el cuello un cuchillo "grande de cerámica blanco", la tiró al suelo y le advirtió: "si haces lo que te digo no te pasará nada". Después, la levantó, le colocó las manos en la espalda, se las ató con una brida y la llevó a los aseos.

El condenado sustrajo los 441 euros de la caja registradora y rompió la máquina tragaperras, de la que robó 983 euros. Los desperfectos que ocasionó fueron tasados en 1.269 euros. La víctima, en cuanto escuchó que abandonó el local, salió a la calle y pidió ayuda en el negocio de enfrente, donde le cortaron la brida. El sospechoso fue arrestado ese mismo día. Los agentes que se desplazaron al lugar de los hechos localizaron al condenado cerca de su domicilio paseando a sus perros. El juzgado de guardia acordó al día siguiente su ingreso en prisión provisional y sin fianza.

El sospechoso negó durante el juicio ser el autor del atraco. Así, alegó que cuando el hijo del dueño del local y otros jóvenes lo acompañaron a su casa bajó a pasear a sus mascotas. La víctima, sin embargo, lo reconoció sin dudar y los agentes que investigaron el asalto localizaron en su habitación una bolsa con los más de 1.000 euros en monedas que había sustraído.

La magistrada del Juzgado de lo Penal número 4 de A Coruña le impuso, además de cuatro años y medio de cárcel por cometer un delito de robo con violencia con la agravante de uso de disfraz, la prohibición de comunicarse y aproximarse a menos de 100 metros de la afectada durante cinco años y medio. El procesado también deberá indemnizar al propietario del negocio con el dinero que robó, así como a la empresa dueña de la máquina tragaperras.