Una joven fue condenada por dejar de alimentar a los dos gatos persas de su compañero de piso durante tres semanas, a pesar de haberse comprometido a cuidarlos. Uno de ellos logró escapar por la ventana y, el otro, falleció por inanición. La procesada, según consta en la sentencia, aceptó en noviembre de 2008 alimentar a los animales durante las tres semanas que su dueño se iba de vacaciones. La imputada, sin embargo, se fue del inmueble de Palavea un día después que su compañero y dejó a las mascotas encerradas en su interior. "Tenía pleno conocimiento de que, con su ausencia, quedaban privados de agua y alimentos, imprescindibles para su sustento, y sin posibilidad de recibir auxilio de terceras personas", subraya el magistrado del Juzgado de lo Penal número 3.

Uno de los animales consiguió saltar por la ventana que la condenada había dejado entreabierta y fue recogido por los servicios municipales. El otro fue encontrado por su dueño "en un estado lamentable", según describe el juez en el fallo. El animal falleció como consecuencia de haber sufrido "un largo periodo de inanición". Durante el tiempo que las mascotas permanecieron en la vivienda "sin cuidados ni supervisión alguna" causaron desperfectos en el suelo y el mobiliario tasados en 3.625 euros.

El dueño de los dos gatos persas aseveró durante el juicio que la acusada, que tenía 19 años, se había comprometido a "cuidarlos y atenderlos" y que le había entregado 200 euros para que les comprase comida. Además, el titular de Penal 3 arguye en la sentencia que el veterinario insistió durante la vista oral en que el animal falleció "por necropsia a causa de inanición".

"La imputada infligió al gato un sufrimiento gratuito, lesionando con su proceder el bien jurídico protegido, que es la vida y la dignidad del animal como ser vivo, y no puede haber beneficio legítimo en su menoscabo que justifique su sufrimiento", subraya el magistrado, quien condenó a la procesada a seis meses de cárcel como autora de un delito relativo a la protección de los animales. El juez tuvo en cuenta la atenuante de dilaciones indebidas, ya que los hechos sucedieron en 2008 y el proceso se retrasó por causas ajenas a la sospechosa, que no ingresará en prisión porque carece de antecedentes y la pena es inferior a dos años. La imputada, además, deberá abonar al afectado 4.005 euros en concepto de indemnización por el precio que pagó por el gato fallecido y por los desperfectos que las mascotas ocasionaron en la vivienda cuando permanecieron encerradas.