El arquitecto coruñés Pablo Allen se licenció y doctoró en la facultad de Valladolid, donde pronto empezó a trabajar en un estudio. El estallido de la burbuja inmobiliaria lo castigó, como a muchos de sus compañeros. "No tuve más remedio que trabajar como autónomo" señala Allen "con muchos gastos, impuestos, alquiler, manutención, sin ingresos y sin ayudas". Ahora, con la colaboración de su pareja, Elisabeth García, acaba de ganar uno de los primeros premios del concurso Europan, con una propuesta urbanística para aprovechar cuarteles abandonados en la ciudad de Feldafing, y han recibido una mención de honor en un certamen estadounidense por el diseño de un rascacielos en Nueva York.

En el certamen Europan, diversas ciudades europeas proponen retos locales para que los resuelvan jóvenes arquitectos europeos. Dos grupos de arquitectos coruñeses fueron premiados en la pasada edición por proyectos para el frente de As Xubias-A Pasaxe: Nice to 'sea' you y Embroidering the edge, y otra agrupación de profesionales de la ciudad consiguió tanto un primer premio con un diseño pensado para Polonia como una mención especial en un proyecto portugués. Allen y García, que llevan varios años trabajando en un estudio alemán, decidieron competir afrontando un reto arquitectónico en el país centroeuropeo.

Las autoridades de Feldafing para el concurso, explica Pablo Allen, pidieron proyectos para ampliar la ciudad aprovechando una ladera boscosa con cuarteles abandonados. Para la pareja de arquitectos españoles, las prioridades fueron preservar los cuarteles como "punto de referencia" y mantener el bosque de la zona que los rodea. Además, el proyecto incluye la utilización de cubiertas ajardinadas, una solución que se emplea con más frecuencia en Alemania.

La propuesta de Allen y García prevé construir en la zona una plaza de mercado, viviendas, talleres, una escuela infantil con guardería, un hotel, un restaurante e instalaciones deportivas. Los edificios de los cuarteles se conservarán y servirán para las funciones administrativas de todos estos usos, aunque dispone que se puedan adaptar para su empleo con una finalidad diferente, como la de servir de gimnasio. Por el momento, Allen aún no sabe si su proyecto se llevará a cabo.

La pareja de arquitectos también ha conseguido una mención de honor en el concurso neoyorquino Skyscraper: Hotel and Sky Garden por su propuesta de un rascacielos Olé Tower, proyectado para servir como hotel en Manhattan. La parcela permite observar el río Jersey al oeste, Central Park al este, Down Town al sur y Harlem al norte. Para aprovechar todas estas vistas, ha planteado un edificio en el que las fachadas pivotan sobre un eje fijo y todas acaban mirando a las cuatro orientaciones.

Allen, que vuelve A Coruña siempre que puede y le tiene "un especial cariño a Galicia", considera que España "no tiene nada que envidiar a Alemania", pero admite que en nuestro país es difícil trabajar como autónomo con "cierta dignidad". "No soy el único arquitecto que termina un proyecto encargado y no recibe los honorarios porque otro profesional, incluso sin ser arquitecto, lo hace más barato", señala el coruñés. En Alemania, cuenta Allen, no existe el intrusismo profesional en su campo, y, pese a la dificultad del idioma, "se puede encontrar una oportunidad en tu profesión". Él y García plantean, en un futuro, crear un estudio independiente.