El número de accidentes de circulación descendió en la ciudad el año pasado un 3,6%, lo que rompe la tendencia alcista que seguía en los últimos años, ya que en 2014 los siniestros crecieron un 10,8%, mientras que el anterior lo habían hecho un 11,36%, según los datos contenidos en la Memoria de la Policía Local. Esta continua subida hizo que de los 748 accidentes contabilizados en 2012 se pasara a los 943 de 2014, aunque el descenso registrado el año pasado hizo caer esa cifra a 909.

Durante todo el año pasado no hubo ninguna víctima mortal en todos los accidentes ocurridos en las calles y carreteras que son competencia del Concello, frente a una que se contabilizó en 2014, mientras que el número de heridos también descendió un 8,3%, al pasar de 481 a 441 en el último año. Otro factor relevante es el descenso del número de alcoholemias positivas realizadas tras los accidentes, que cayó a 91 desde las 119 del año anterior, ya que este dato tiene una relación directa con el origen de los siniestros.

Especialmente significativa es la disminución de los heridos en atropellos, que llegó al 14,2%, ya que de los 169 de 2014 se pasó a los 145 del año pasado. Como es habitual, las personas de mayor edad son las víctimas más habituales de este tipo de accidentes, con el grupo situado entre los 75 y los 84 años como el que concentra más víctimas.

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El año pasado es el primero además en el que la Policía Local efectuó pruebas de consumo de drogas a los conductores implicados en siniestros, que revelaron dos casos positivos, aunque hay que tener en cuenta que estos test comenzaron a realizarse a final de año, por lo que el primer siniestro en el que a la persona causante se le detectó la presencia de estupefacientes ocurrió el 3 de diciembre.

Las condiciones atmosféricas tienen una especial incidencia sobre los accidentes, ya que los meses de mayores inclemencias son los que acumulan más. En 2015 fue noviembre el mes con más siniestros, 98, aunque seguido muy de cerca por diciembre, en el que hubo 94. Agosto fue por el contrario el periodo de menor siniestralidad con 60 casos, pese al incremento de la circulación que implican los festejos de la ciudad. La larga temporada sin lluvias que se vivió desde el inicio de la primavera hasta el fin del verano puede haber tenido relación con el descenso de los accidentes el año pasado.

En relación con las causas, la Memoria de la Policía Local ofrece unos datos en los que asoma un cambio de metodología de cómputo al analizar este aspecto, ya que la velocidad excesiva o inadecuada comparte el primer puesto con la falta de atención, aunque en el primer caso experimentando un espectacular aumento sobre el año anterior, ya que salta desde los 47 a los 352 casos. Esa misma cifra es la que se contabilizan como despistes, seguida a bastante distancia por la desobediencia a las señales de tráfico, con 228 y la falta de precaución con 135, el mismo número que alcanzan las invasiones o cambios de carril.

Por su longitud y volumen de tráfico, la ronda de Outeiro es un año más la calle en la que se produjeron más siniestros, cifra que supera a la de los dos ejercicios anteriores. Las dos siguientes vías con mayor siniestralidad, las avenidas de Finisterre y de Alfonso Molina (en su tramo municipal) se sitúan a mucha distancia con 28 y 24 casos, y además con una tendencia a la disminución, mientras que otras calles que no figuraban entre las de mayor número de accidentes. El caso más significativo en este sentido es la glorieta de Lonzas, creada para distribuir el tráfico de la tercera ronda, en la que se contabilizaron 9 siniestros.

El tipo de accidente más habitual el año pasado fue el raspado entre vehículos, con 151 casos, aunque en los dos años anteriores habían sido las colisiones contra un obstáculo fijo o contra otro vehículo estacionado o averiado. Esta última modalidad experimentó un considerable descenso, ya que incluso cayó hasta el tercer lugar y se situó por debajo de los atropellos, que con 139 son el segundo tipo de siniestro más frecuente.