El edificio del cine Avenida ejemplifica como ninguno el deterioro de parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad, condenado al abandono y sin destino más conocido que ver pasar los años como antes vio pasar a generaciones de coruñeses por sus butacas. Por no ser no es ni aquel lugar en el que los coruñeses se citaban cuando bajaban al centro. "¿Se imagina llenar el cine Avenida de cosas?", se preguntaba ayer en estas páginas el arquitecto coruñés Carlos Quintáns. El ganador del León de Oro de la Bienal de Venecia advertía de que un simple paseo por la ciudad permitiría apreciar "cuántas situaciones más hay como esas". A pocos metros del Avenida, en la Marina, la antigua sede del Centro Social y Financiero de Caixanova también permanece desocupada, emblema de un época, la de las cajas, que dejó cadáveres inmobiliarios por el camino. La cárcel, Dolce Vita, Sanidad en Gregorio Hernández... La relación de oportunidades desaprovechadas daría para un serial. El compromiso de sus propietarios, en algunos casos administraciones públicas, debe ser dar sentido, y uso, a ese patrimonio.