El centro de la ciudad recibirá 354 autobuses procedentes de la comarca cuando se complete el plan de la Dirección Xeral de Mobilidade. La Xunta quiere, los concellos quieren. La Compañía de Tranvías no lo ha tenido tan claro cada vez que se le ha preguntado por esta posibilidad. La concesionaria del bus urbano, que verá afectados sus flujos de viajeros, siempre ha defendido un gran intercambiador en Cuatro Caminos y una estación intermodal como claves para la movilidad comarcal.

El Gobierno gallego tiene otros planes. Culminadas las dos fases del proyecto autonómico, un 80% de los viajes llegará, o bien a los jardines, o bien a la plaza de Pontevedra: un total de 345 buses al día con 33 líneas beneficiadas. Las 41 rutas restantes, que no cumplen los requisitos para hacerlo, pasarán por diferentes paradas de Cuatro Caminos. La Xunta asegura que sus estudios garantizan que la incidencia en el tráfico de la ciudad de A Coruña "no será significativa".

Para no interferir con la actividad de la Compañía de Tranvías, el plan de Mobilidade pone una serie de restricciones para recoger y dejar viajeros. En los recorridos de entrada, los autocares solo pueden abrir sus puertas libremente antes de cruzar la frontera. Una vez en el interior de la ciudad, solo estará permitido bajar pero no subir. En las líneas de salida, ocurre lo contrario. Desde la parada de destino final hasta que no se vuelva a cruzar el límite de A Coruña solo podrán subir viajeros, que tendrán que esperar a salir de la ciudad. En los destinos terminales de las rutas, eso sí, se podrán recoger pasajeros.

En una de las últimas comparecencias públicas el presidente de la Compañía de Tranvías, José Prada, reiteró que, para él, la mejor solución era Cuatro Caminos, un punto "que conecta con todos los barrios de la ciudad", con posibilidad para ubicar varias paradas, como la vía que une las antiguas instalaciones de Emalcsa con San Pedro de Mezonzo, "retirando quince plazas de aparcamiento". No es uno de los apeaderos contemplados por la Xunta, que escoge uno en Fernández Latorre, además del que está al lado de la antigua cafetería y otro a la altura del número cinco de la cuesta de A Palloza. Prada no veía entonces con buenos ojos la posibilidad de Puerta Real, dada su situación semipeatonal actual, y la plaza de Ourense, por la congestión que suele haber.

Es este uno de los puntos conflictivos del plan del Gobierno gallego. En la primera fase solo pararán 19 de los 33 autobuses que se prevén acercar hasta Entrejardines. Para la segunda, en la que se detendrán en el lugar muchos más autocares, la Xunta cree que habrá que hacer obras, de manera que quepan cinco vehículos de manera simultánea. Para estas obras, tendrán que ponerse de acuerdo con el Concello y la Autoridad Portuaria. La cuestión quedaría solucionada en un futuro con la liberación de los muelles.

Para los buses que llegan del corredor de A Costa da Morte, Prada, que secunda el regreso del carril bus que pretende el Gobierno local, proponía el cruce de ronda de Outeiro y la avenida de Finisterre, y aunque sí está contemplado en el diseño del departamento autonómico, este propone alargar la línea hasta la plaza de Pontevedra, un lugar en el que los estudios de la concesionaria concluyen que ya no caben más autobuses. En todo caso, tal y como recordó ayer la Xunta, la propuesta ha sido entregada, tanto a los Concellos para que emitan sus aportaciones, como a las empresas y asociaciones de transporte afectadas y representantes de consumidores y usuarios que forman parte del Consello Galego de Transporte para lograr un proyecto consensuado.

Aunque lamentó no haber sido informado previamente del plan, el Concello coruñés está de acuerdo con su filosofía, al considerar que uno de los "graves problemas" que tiene la movilidad en la ciudad es la excesiva entrada de vehículos privados desde la comarca. "La Compañía de Tranvías podrá emitir su análisis, aunque no tiene competencias para reordenar servicios", señaló el edil de Mobilidade Sostible, Daniel Díaz.