El comité de empresa de Hércules de Armamento, la empresa concesionaria de la fábrica de armas, denunció ayer la actitud de la Consellería de Industria a la hora de incentivar la llegada de un nuevo socio inversor que reflote la compañía. Los trabajadores tachan de "incomprensible" que la Xunta no haya anunciado ninguna actuación para promover la entrada de nuevos socios capitalistas en Hércules que garanticen la carga de trabajo a la plantilla.

Actualmente, la fábrica de armas coruñesa está en el punto de mira de la compañía madrileña Mecanizados Escribano, tal y como reveló LA OPINIÓN el pasado mes de noviembre. Esta empresa estudia entrar en el accionariado de Hércules desembolsando una cantidad millonaria, según informaron desde la dirección de la firma, aunque la decisión no se tomará hasta el mes de enero, cuando se cierre el plan de inversiones para 2017. ""Es una operación con ciertos riesgos, para la que se requiere bastante dinero para rescatar la fábrica", señaló un directivo de Escribano.

Esta empresa fue fundada en 1998 como un negocio familiar centrado en actividades armamentísticas, aunque en los últimos años ha diversificado su actividad al área de la óptica de precisión y la ingeniería. Aunque su accionariado es mayoritariamente español, esta primavera se formalizó la entrada en el capital social, con un 32% de las acciones, de Spanish Acquisition Company SARL, una firma con sede en Luxemburgo pero que está en manos del Fondo de Reserva General del Estado de Omán (SGRF, en sus siglas en inglés).

En el comunicado enviado por el comité de empresa -con representación mayoritaria de la CIG, aunque también cuenta con delegados de CCOO- también se reclama a Hércules que abone a la plantilla los salarios que adeuda a la mayor parte de los trabajadores desde hace meses. La empresa que gestiona la fábrica de armas coruñesa adeuda cientos de miles de euros a trabajadores y Administración pública. Tampoco ha abonado en tiempo y forma este año el canon de la tercera anualidad, que debería haber ingresado al Ministerio en octubre.

Los últimos datos de facturación que recoge el Registro Mercantil para esta compañía están muy por debajo de lo que habían anticipado los promotores del proyecto. En 2015, la facturación no superó los 28.000 euros, mientras que las pérdidas ascendieron a 520.000 euros, casi el doble que las del ejercicio anterior, algo más de 266.000. Sin embargo, cuando se presentó en sociedad, el director de Hércules, Ramón Mejuto, apuntaba a una facturación de entre 12 y 20 millones de euros en el primer año de actividad.

Defensa había asegurado a inicios de noviembre que haría pública su decisión sobre el futuro de Hércules de forma "inminente" pero todavía no ha habido noticias. Fuentes de Mecanizados Escribano aseguran que Defensa está "totalmente al tanto" de las negociaciones entre la concesionaria de la factoría de armas y Escribano, aunque se desconoce si el Ministerio está esperando a que se resuelva, para bien o para mal, esta operación con el fin de tomar una decisión sobre la factoría local.

Hércules, de acuerdo con el contrato por el que se le adjudicó la planta, debe contar ahora con un mínimo de 150 trabajadores en plantilla, si bien fuentes del comité informaron que, actualmente, escasamente superan los 100.