La obsesión por alcanzar las cifras de mercado pautadas y la búsqueda del clic fácil en la prensa digital han generado una nueva forma de periodismo que, en muchas ocasiones, no duda en ignorar los códigos deontológicos. Esta tendencia, especialmente impulsada por las nuevas tecnologías, es el tema que la compañía Els Joglars ha escogido como punto de partida de su nuevo espectáculo, Zenit: La realidad a su medida, una sátira sobre el panorama mediático actual. La obra, que se representa esta tarde a las 20.30 horas en el teatro Colón, narra el enfrentamiento de un viejo periodista con la redacción de un periódico moderno que, en algún punto de la masiva producción de noticias en la que se encuentra, ha terminado confundiendo el entretenimiento con la información.

-No es muy común que el teatro trate la situación de los medios de comunicación, ¿por qué sintieron la necesidad de hablar sobre ello?

-Era un tema que hacía tiempo que nos rondaba y sobre el que nos parecía interesante hacer una reflexión. Ahora, con las nuevas tecnologías, la cantidad de información ha crecido mucho, y también se ha generado un debate entre el periódico digital y el de papel. La voracidad de las noticias se multiplica, y nos pareció interesante compararla con el periodismo de siempre, más sosegado y de investigación.

-En Zenit conocemos la redacción de un periódico actual, muy marcado por las nuevas tecnologías, ¿qué verán en ella los espectadores?

-El espectador verá la redacción de un periódico con sus distintas secciones. El teatro es juego, y nosotros lo llevamos a su máxima expresión, de modo que esa redacción también será el vagón de un metro, una parada de taxi, una montaña con cuervos... El público verá claramente los elementos esenciales del periodismo, pero muchas veces en forma de juego y metáfora, a través de escenas musicales pautadas teatralmente.

-Habla de la escena del metro, un momento de la obra que satiriza el mundo de las redes sociales. ¿Querían criticar también los problemas que se generan en estas plataformas?

-Sí. En la escena del metro, vemos cómo la gente, después de desearse los buenos días con una sonrisa, insulta o amenaza a alguien a través de las redes. Esto es muy singular, todo el mundo sonriente y amable mientras que con el aparatito está haciendo todo lo contrario. Es un poco lo que sucede en la realidad. Hoy en día subes al metro y es difícil encontrar a alguien que no esté con el móvil. Las nuevas tecnologías son magníficas, el Gutenberg del siglo XXI, pero está en la mano del usuario utilizarlas bien o mal.

-No hacen solo una crítica a los usuarios de las redes sociales, sino también a los lectores de los medios, ¿tenemos el periodismo que nos merecemos?

-Los tiempos actuales son muy fascinantes para el periodismo, con todo lo que está pasando. Pero si miras las noticias más visitadas, ves que muchas veces a la gente le interesa más un resbalón de Putin que su política en Ucrania. Eso es otro tema que tratamos en Zenit: ¿De qué estamos hablando? ¿De periodismo o de entretenimiento? A lo mejor el periodismo se ha decantado más por el entretenimiento debido a la necesidad de supervivencia.

-Sin embargo, no es una obra que diga que todo tiempo pasado fue mejor. El protagonista no rechaza la tecnología, pero es alguien acostumbrado a hacer un tipo de periodismo mucho más profundo, ¿cómo afronta la nueva situación de su profesión?

-No tiene una actitud optimista, eso seguro. El protagonista es un hombre que se resiste pero que al final abraza las nuevas tecnologías. Aún así, y a pesar de que el mensaje de la obra quizá no sea algo brillante y por todo lo alto, creemos que Zenit es un canto al periodismo ético y bien hecho.

-¿Cómo coexisten esas dos realidades en la obra, la crítica y el homenaje?

-Es una especie de función hamletiana. Ese viejo periodista que trata de luchar contra todo esto, pero que no puede ante la avalancha del sistema. Todos los intentos son vanos, y él mismo es uno de los que también hace desastres. Es el conflicto entre dos mundos: el de la venta de periódicos que pasa por encima de la ética, y el de la investigación previa, la búsqueda de la verdad que al final solo es una.

-Zenit hará reflexionar, ¿con qué mensaje quieren que los espectadores vuelvan a casa?

-Como mínimo, lo que queremos es eso, que reflexionen a la hora de volver a coger el periódico. Que reciban ese mensaje de "cuidado, no te creas todo lo que te venden". El bombardeo de noticias es constante, ahora hay que ponerlo todo en entredicho. Y, sobre todo, hay que saber sacar conclusiones.