La infraestructura cultural estrella del mandato del popular Carlos Negreira continúa en punto muerto. El Ministerio de Fomento sigue sin sacar a concurso la reforma de la antigua Comandancia Militar de Obras como Centro de Producción de Deseño (Cidea) pasado casi un año desde que suspendiera el concurso para la contratación de los trabajos, que anuló de modo definitivo un mes después, en abril de 2016. El departamento que dirigía Ana Pastor alegó dudas con el pliego de la licitación para la suspensión del concurso, que aseguró sería temporal, y tras anularlo anunció meses más tarde que licitaría de nuevo la obra antes del fin de 2016. Roto este plazo, prometió que el concurso llegaría a inicios de 2017.

La reforma se licitó con un presupuesto de 1,3 millones de euros. El Gobierno local popular concibió un centro de producción de diseño con el objetivo de cuajar un "distrito creativo" entre la Fundación Luis Seoane y Orillamar. La parcela, cedida por el Ministerio de Defensa al Ayuntamiento en 2013, cuenta con seis naves, tres con salida a la avenida del Metrosidero, dos paralelas al muro de Veramar y un destartalado edificio racionalista que se ve desde el paseo marítimo y que sería el centro del complejo proyectado. La primera fase de los trabajos correspondía a las tres naves de Metrosidero.

El Ejecutivo que dirigía Carlos Negreira dividió los trabajos en la parcela en tres fases. La primera, de desescombro, demolición y limpieza, se ejecutó. La segunda abarca las obras que Fomento tiene pendiente licitar y consiste en adecuar las tres naves con salida a la avenida de Metrosidero, parte que corresponde al Ministerio. La tercera fase, que asumiría el Concello, incluye otras dos naves en la pendiente intramuros hacia el paseo marítimo y el edificio racionalista que se divisa sobre el perímetro. Fomento explicó que el proyecto recuperaría "la actual imagen industrial, rehabilitando parte de las fachadas existentes". "Otras está previsto demolerlas, construyendo nuevos paramentos, acabando el conjunto de los tres perímetros edificados con estructura aislante hacia el exterior", avanzó el Ministerio hace un año y medio.

El embrión de la actividad que debía ocupar el Cidea comenzó a desarrollarse en la Fundación Luis Seoane a la espera de que avanzasen los trabajos. El nuevo Gobierno local, además, descartó la necesidad de un nuevo contenedor cultural en la ciudad, por lo que apostó por mantener la actividad pensada para el Cidea en la Luis Seoane y por definir nuevos usos para las naves que Fomento prometió recuperar en la comandancia de obras.

En la actualidad, el uso que ha adoptado el recinto dista mucho del previsto por Negreira. Las antiguas naves situadas frente al cuartel de Atocha son desde el mes de noviembre un Centro Social Okupado. Los okupas inauguraron la actividad en el espacio con una asamblea abierta, una timba poética, una cena vegana, queimada, foliada y la intención de "tejer en el barrio, en la ciudad, la interacción amistosa entre personas afines" y "ser un nexo entre movimientos sociales".

El Gobierno municipal apuntó entonces que las instalaciones serán de titularidad municipal solo cuando defensa formalice la cesión definitiva. Fuentes municipales defendieron que en 2013 se hizo una "entrega previa" de las naves pero sí que el Ayuntamiento asumió, en el acuerdo de cesión, el mantenimiento de las mismas. El Ministerio de Defensa denunció ante la Policía Nacional la okupación de los inmuebles con la advertencia de que se había convocado una fiesta de Nochevieja cuando los inmuebles se encuentran en estado ruinoso, por lo que apreció peligro para los asistentes. La Comisaría Provincial remitió la denuncia al juzgado de guardia, que determinó que carece de competencias para el control de la seguridad, que corresponde a las administraciones responsables.

Los riesgos para la seguridad en el complejo derivaron semanas después en el derribo de un edificio en ruinas para evitar su caída. El Concello, que había exigido varias desde el pasado marzo a Defensa que demoliese el inmueble, actuó de forma subsidiaria para evitar el derrumbe, ya que solo se mantenían en pie los muros exteriores.