"Es una situación muy complicada, porque hay que sacar dinero para financiar el puerto exterior, pero perder todo ese espacio de la fachada marítima es como un pecado", explica el presidente de la asociación de hosteleros de La Marina, Antón Sáez. Asegura que, para su sector, el hecho de peatonalizar y ganar espacio para los vecinos es sinónimo de más trabajo. "Creo que se deberían aprovechar los muelles para generar espacios que tengan vida, una estrategia turística global para toda la ciudad", comenta.